Los descuentos no caben en las calles. Ni en todos los comercios, especialmente en el pequeño. Y no porque no quieran sino porque no pueden permitírselo. "No puedo rebajarlo hoy por mucho que sea Black Friday", se lamenta Rocio Louzán, presidenta de la Asociación de Comerciantes Zona Aberta de Vilagarcía de Arousa, al mismo tiempo que señala una de las bicicletas de su tienda.

Así, asegura que la situación del pequeño comercio no es la mejor para hacer descuentos durante todo el año. Hay comerciantes que creen que es una tomadura de pelo para el consumidor. "Yo la semana pasada te cobro un precio, vendrías hoy y te cobraría otro, pero si no puedes venir hoy y vienes el lunes, otro", critica Alicia Rodríguez, de Calzados y Complementos Yosu.

Desde el sector reivindican que, con las rebajas a la vista, al pequeño comercio apenas le queda margen de beneficio. "El Black Friday no es un día sino una semana porque se junta con el Cyber Monday y yo no lo puedo asumir", señala la diseñadora Judith Vendrell. A ella hacer descuentos, no le sale a cuenta. Y no es la única.

Por eso hay quien lleva a cabo una iniciativa totalmente opuesta, como es el caso de una librería de Barcelona. Han optado por aumentar sus precios durante el Black Friday porque les parece "un delirio consumista. De hecho, esa ha sido la reivindicación de Greenpeace en el centro de Madrid.

Mientras tanto, en una pescadería de Galicia de venta exclusiva online han bloqueado los pedidos hoy. "Es una forma de reivindicar la pesca artesanal, justa y sostenible", explica Emilio Louro, portavoz de Fresco y del Mar. Desde allí defienden que, al final, lo que rebajen a los clientes es un recorte en la nómina del pescador. Y se niegan. "Nos resistimos a que eso pase porque irá en detrimento de los beneficios de los pescadores e incluso de los recursos pequeros", añade Louro.

La iniciativa de la pescadería ha sido bien recibida por sus clientes. Antes de que llegara el viernes negro, tenían todo el pescado vendido.