Pascual Carrión lleva diez años en los tribunales para evitar que se construyera un resort residencial en sus tierras. Finalmente, ha ganado la batalla al cemento. "Esto es mi vida y necesito tener esto. Yo creo que no le molesto a nadie", ha comentado el agricultor y ganadero.

Sin embargo, su pequeño terreno y su rebaño sí le molestaban a una promotora que tenía previsto construir en Jumilla una urbanización con dos campos de golf y más de 15.000 viviendas. Eran los tiempos dulces del ladrillo y no importaba que no hubiera agua. De hecho la constructora no se reparaba en gastos. "Me llegaron a ofrecer 800 millones de pesetas", ha comentado Pascual Carrión.

Pascual no sucumbió a las tentaciones del boom inmobiliario, y después de años de litigios, los tribunales le dieron la razón, pero su premio fue relativo. "He ganado la libertad de seguir en mis tierras que era justamente lo que tenía antes", ha declarado el ganadero.

En el duro camino ha perdido unos 30.000 euros en pleitos y algo más importante. Pascual Carrión ha confirmado: "Me ha costado la salud, tuve úlceras y he padecido del corazón". Tampoco ha salido bien parado el resort que se ha reducido a un simple esqueleto de ladrillo. Pascual ha confesado: "El ayuntamiento estaba de parte de la promotora, pero ahora, con el cambio de alcalde las cosas han cambiado".

La promotora aún así, piensa en resucitar el proyecto, solo que ahora contaría con apenas 1.500 viviendas y un pequeño campo de golf.