Desde el mes de julio se han producido en España 14.000 muertes más de las esperadas, y 12.515 de ellas son de mayores de 65 años. Las edades más avanzadas siguen siendo de largo las más golpeadas en esta segunda parte de la crisis sanitaria. Aunque ha bajado la cifra, sigue siendo mayoritaria: en el primer periodo, los decesos de mayores de 65 representaban el 93% de las muertes no esperadas para 2020, y en este segundo tramo ese exceso de mortalidad ha caído al 89%.
Estos datos, extraídos de la estadística de fallecimientos, no especifican la causa de la muerte, pero el inicio de la segunda ola de la pandemia coincide, como ya pasó en el primer periodo, con un exceso de la mortalidad con respecto al año anterior. Y en esto, también de nuevo, los que más salen perdiendo son las edades más avanzadas.
Eran mayores, pero no era su momento todavía. En esta segunda ola, el exceso de muertes en los mayores de 65 años es de un 13,7%. Esta cifra es inferior a la producida en el primer periodo, en el que, como se puede apreciar en el siguiente gráfico, la curva de muertes de mayores de 65 despuntó de forma desorbitada por encima de las muertes de 2019.
En ese tramo de la primera ola, que hemos acotado entre el inicio de marzo hasta el mes de junio incluido, el exceso de mortalidad en la franja de edad de 65 y más fue de un 39%: murieron 44.528 personas de esa edad más de las esperadas.
A partir de los datos de fallecimientos del Instituto Nacional de Estadística (INE), obtenemos que en total, desde marzo se han perdido 57.044 vidas de mayores de 65 años más que las producidas en el mismo periodo de 2019.
A más edad, más exceso de mortalidad
A lo largo de toda la pandemia hemos visto que las edades más avanzadas han sido las más castigadas, y la segunda ola no ha cambiado esta tendencia. Así se refleja en los datos: mientras que los mayores de 65 y de 75 años tienen en torno a un 14% de muertes superior al del año anterior, en los grupos de edad más jóvenes está por el 10%. Desde el mes de julio hemos perdido a cerca de once mil mayores de 75 años más que en 2019.
En esta segunda ola hemos visto que los más jóvenes han estado en el centro de los casos de contagio; por fortuna, el aumento de mortalidad no acompaña ese crecimiento y la subida es mínima. El incremento ha sido de un 10,4%, mientras en la primera ola fue un 10,1%.
Aun así, este exceso de mortalidad es incluso inferior al 11% que hubo en enero y febrero antes de la pandemia. En total, desde el mes de julio han fallecido 183 menores de 40 años más que en 2019.
En cambio, en los mayores de 65 años la pandemia sí que marca una importante brecha de mortalidad: en las nueve primeras semanas del año, antes de que se produjera la primera muerte en España por coronavirus, hubo un 6,5% de muertes de mayores de 65 más que en 2019. Esto es menos de la mitad del 13,7% durante la segunda ola, y seis veces inferior a la catástrofe de fallecimientos que se produjo en los primeros meses de la epidemia, en la que la falta de control y de medios en las residencias multiplicaron los contagios.
La estimación versus las muertes por coronavirus
Estos datos de mortalidad del INE incluyen a todas las personas fallecidas sin determinar las causas, por lo que no se pueden atribuir directamente a la COVID-19, pero ha sido el mejor referente desde el principio incluso para las autoridades científicas: el propio Instituto de Salud Carlos III reactivó su sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo), utilizado antes solo para las épocas de calor, debido a la epidemia.
De hecho, en esta segunda ola, en la que se practican muchas más pruebas diagnósticas que en la primera, los datos del exceso de mortalidad se acercan un poco más a los fallecimientos notificados por Sanidad de confirmados por coronavirus. No obstante, sigue habiendo notables diferencias.
Ponemos un ejemplo a partir del informe de Sanidad del 23 de octubre: entre el 9 y el 15 de octubre Sanidad refleja 758 muertes por COVID-19, mientras que el exceso de mortalidad de MoMo indica 1.289 muertes no esperadas en esa semana.
A partir de los datos de MoMo, desde el mes de julio y hasta el 22 de octubre han perdido la vida 13.132 personas más de las esperadas, un 12% de exceso con respecto a 2019.
Es decir, según MoMo en el periodo de la segunda ola se produjeron una media aproximada de 115 muertes diarias no esperadas. En el caso de los registros del INE, las muertes diarias ascienden a 133.
La información sobre mortalidad diaria, tanto del MoMo como del INE, procede de los registros civiles. Los resultados varían porque aplican metodologías diferentes al estimar las muertes de 2020. Como explican ambas entidades, no todos los registros civiles están informatizados y hay un 7% que no informan de las defunciones a través de la aplicación común Inforeg. Además, se producen retrasos en la notificación, por lo que los datos más recientes están infraestimados.