No basta con saberse al dedillo el temario. Se supone que los futuros profesores de Lengua y Literatura deberían cuidar al máximo sus exámenes escritos. Eso implica no cometer faltas de ortografía. Sin embargo, en las oposiciones de Andalucía que se celebran este fin de semana les permiten hasta nueve faltas. Una más significa un cero redondo y suspendería, por tanto, el examen. Pero este criterio no convence a los profesores de Lengua. Dicen que es excesivo que se permitan tantos errores a futuros docentes de secundaria.

"Sorprende que sean tan permisivos y también sorprende que comentan tantas faltas de ortografía. No es generalizado, pero sí hay un porcentaje que las tiene", explica Diego Cabrera, director de la Academia Méndez Núñez de Sevilla.

La penalización es de 0,2 puntos por cada tres tildes mal puestas.Por cada error en una grafía también se pierden 0,2 puntos. "En mi especialidad de Lengua Castellana y Literatura, si los propios profesores no sabemos escribir, ¿entonces qué les vamos a enseñar a los niños?", cuenta Ángela Lana, una de las aspirantes.

Esto no significa para ellos una ventaja en el examen, porque, según explican, unas décimas pueden dejarles fuera. "En un examen de estas características se juegan su plaza por una milésima en algunas ocasiones", asegura Carmen Yuste, responsable de Acción Sindical del sindicato docente USTEA.

"Puedes pensar que por cometer tres faltas solo te van a quitar 0,6 puntos, pero en una oposición son muchos puntos", añade el profesor Diego Cabrera. Por eso insisten en que los futuros maestros se preparan a conciencia. Llegar a nueve faltas, cuentan, es casi imposible. "No van a cometer ni una falta porque en eso se les va la plaza. Nadie llega a las nueve o diez faltas, aunque todos podemos cometer errores", apunta Carmen Yuste, del sindicato USTEA.

Muchas veces la presión o los nervios pueden jugar en su contra aunque eso no es excusa, dicen los futuros opositores. En otras Comunidades Autónomas como Madrid o Murcia restan medio punto por cada falta. En Castilla-La Mancha, por ejemplo, cada error en la grafía implica perder hasta un punto.