Aroa no tiene explicación a la muerte de sus dos hijos. Omar y Dylan, dos bebés de cuatro meses, murieron con un año de diferencia (2018 y 2019). Omar murió por una fractura en la cabeza, Dylan por fracturas en las costillas. Este viernes ha comenzado el juicio en Albacete contra sus padres, acusados de maltratarlos en varias ocasiones hasta causarles la muerte.

"Yo misma tampoco sé cómo explicarlo porque estaba bien", ha respondido a la fiscal, Elvira Argandoña, cuando le ha preguntado cómo se le pudieron romper las costillas a Dylan. Tras la muerte del primer pequeño se inició una investigación. Ellos acusaron de negligencia al hospital. Y les pincharon los teléfonos.

Este viernes Aroa, sin parar de llorar, ha escuchado esos audios en los que se escucha el llanto desgarrador de su pequeño Dylan cuando no paraba de vomitar o cuando le faltaba la respiración, ya con las costillas rotas. Nunca se les ocurrió llevar a los pequeños al pediatra, según ha respondido la madre a las preguntas del fiscal.

Estos audios se los enviaba a la madre de Germán, quien instaba a curarle el mal de ojo. "Yo pensaba que podría tener un mal de ojo, así que lo medía y rezaba, y si a los 15 minutos paraba, como hacía siempre, lo devolvía con sus padres porque eso significaba que se lo había quitado", ha señalado la abuela del pequeño en juicio.

Finalmente, el pequeño murió en casa, prueba de ello es la llamada al 112. "Estaba viendo los dibujos y se ha quedado bloqueado", se escucha en una de las pruebas. Tanto Aroa como Germán han asegurado este viernes que nunca han golpeado a los pequeños. "Quisiera saber qué es lo que pasó y que se haga justicia", ha reclamado el progenitor, que ha reiterado su buen trato hacia ambos menores.

"Yo nunca les he hecho fracturas, nunca he tratado mal a mis hijos, he estado siempre pendiente de ellos", ha señalado, explicando que, a veces, él mismo le quitaba el bebé a su mujer porque se ponía nerviosa. "No me gustaba dejar a Aroa sola con el niño, alguna vez se lo he quitado cuando estaba dándole el biberón". Testimonio que ha corroborado su madre, que ha explicado que, a pesar de que a veces Aroa se alteraba, "nunca golpeó a ninguno de los bebés".

Sin embargo, algunos familiares sí fueron testigos de malos tratos. La fiscalía pide prisión permanente revisable para la pareja y cuatro años y medio de prisión para la madre de Germán, pues sabía lo que ocurría, dice la fiscal, y no lo evitó. "Yo pensaba que podría tener un mal de ojo, así que lo medía y rezaba, y si a los 15 minutos paraba, como hacía siempre, lo devolvía con sus padres porque eso significaba que se lo había quitado".