Manoliño es el delfín más querido de toda Galicia. Vive en las Rías Baixas, en A Coruña y se relaciona muy bien con los humanos porque su manada le repudió. Sin embargo, los vecinos de la zona están en vilo desde que hace un par de semanas apareció herido, alguien le había clavado un arpón en su costado.
Los gallegos están convencidos de que el culpable es un pescador submarino. De momento, Maloniño no tiene afectados sus órganos vitales, pero está en peligro: la herida puede infectarse y morir.
Lo que le han hecho a Manoliño es un delito. El delfín mular, como otros, están protegidos por ley. Está prohibido matarlos o dañarlos, así como molestarles. Además, la pesca submarina está prohibida en muchas zonas de las Rías y donde no lo está deben respetar a los animales que viven en ellas. En caso contrario, las infracciones se consideran muy graves y conllevan multas de 200.001 a 2.000.000 de euros.
La Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (CEMMA) es la encargada del rescate de Manoliño. Se trata de una organización gallega que se dedica a estudiar y proteger a los mamíferos marinos que trabaja por encargo de la Consellería de Medio Ambiente de Galicia y que solo recibe una financiación de 40.000 euros anuales.
Por el momento, la asociación CEMMA ya ha realizado varios operativos, pero ninguno ha tenido éxito. El objetivo es acercarse a una zona del puerto donde está Manoliño y sacarle del agua para operarle. La última de ellas intentaron que no se escapase usando una red enorme que tuvieron que pedir al club de fútbol del municipio. No lo han conseguido, y de momento han paralizado el rescate porque la CEMMA dice que no tiene más medios.
Desde la Consellería de Medio Ambiente explican a laSexta que e este operativo lo tiene que llevar la CEMMA y que no han pedido más ayuda. Sin embargo, está claro que no es suficiente, y Manoliño sigue con el arpón clavado.
Los gallegos se preguntan por qué no piden ayuda. laSexta ha hablado con organizaciones, biólogos y veterinarios dispuestos a ayudar, pero es una competencia de la Consellería. De hecho, ya hay una recogida de firmas para enviarla al Ejecutivo regional.
Mientras, el tiempo a Manoliño se le termina. Las opciones son complicadas: sacarle del agua puede ser muy estresante para el animal y sedarle con químicos es peligroso también para su salud. Si se le anestesia, dejaría de respirar y morir, por lo que la única opción es usar respiradores, algo que ya se ha hecho antes, pero se necesitan más medios.