La sequía comienza a remitir en el norte de España. Un ejemplo es el río Limia, por el que hace dos meses se podían ver andando a caballos y que hoy presenta un aspecto muy diferente que todavía puede mejorar más.

Las lluvias y el deshielo están siendo un gran alivio para el interior de Galicia, donde pese a continuar en alerta por sequía, el aspecto ahora de los afluentes del Miño y el Sil es mucho mejor.

En la costa gallega han bajado a nivel de prealerta y sus embalses están ya al 70% gracias a las abundantes precipitaciones de los últimos tres meses, donde se ha acumulado tanto agua como en los diez anteriores.

Y en la cuenca del Ebro la situación es aún mejor, puesto que el río baja con su mayor caudal en 12 meses. El río Oja a su paso por Ezcaray es un ejemplo de la recuperación.

Y es que en el Cantábrico llueve sobre mojado. En lo que va de 2018, en Euskadi sólo ha habido siete días en los que han podido librarse del paraguas. Este hecho ha convertido al último trimestre en el más lluvioso desde 1950.

Pero la situación no se ha extendido a toda España. Desde el comienzo del año hidrológico en octubre se han registrado de media 231 litros por metro cuadrado, un 28% menos de lo habitual.