Sufren una doble discriminación: por ser mujeres y por su condición sexual. Arantxa, por ejemplo, no ha podido registrar su hija a su nombre y al de su pareja, las dos lesbianas, porque no estaban casadas.

Aseguran que la bandera LGTBI es también una bandera feminista, por eso también quieren ser visibles este 8 de marzo.

"Salgo a un local de copas con mi mujer y constantemente nos están molestando los hombres porque nos ven como algo sexual", ha asegurado Arantxa Miranda, representante de delitos de odio de la FELGTB.

Al no estar casada con su pareja, Arantxa no pudo registrar a su hija a nombre de las dos: "Mi pregunta fue que si podía salir a la sala de espera y cualquiera de los hombre que había ahí que no conocía de nada podría ser el padre de su hija, a lo que me respondieron que sí".

Diana es transexual, y se ha enfrentado a situaciones como la que vivió en un servicio, en el que una joven le recriminó que utilizara el de mujeres: "Al salir el novio me estaba esperando de manera muy violenta diciendo, literalmente, que qué coño hacía yo en el servicio de chicas", y asegura que tras contestarle la violencia se volvió física.

Rosa Arauzo vivió la discriminación desde que decidió dejar a su ex marido, hace 30 años: "Si eras lesbiana te quitaban la custodia de tus hijos".

Solo el 21% de las mujeres lesbianas denuncia delitos de odio frente al 73% de hombres gays. Además, para las mujeres lesbianas la conciliación es todavía más complicada.

"El feminismo tiene que contar con nuestra presencia", ha asegurado la activista Boti García. El colectivo LGTBI asegura que a ellas también les sobran motivos, y denuncian que dentro del movimiento feminista todavía son muchas las mujeres que les dan la espalda.