Han sido 17 años de litigio contra la Iglesia Católica, paradójicamente para poder seguir difundiendo su doctrina. Resurrección acaba de reincorporarse como profesora de religión en un colegio de Almería: "Ella está muy contenta, sólo quiere que se normalice su vida" ha defendido Amalia Robles, abogada de la profesora.

Ella no sabía que al casarse por lo civil en el año 2000 con un hombre divorciado se estaba jugando su puesto de trabajo: "Si se hubieran apoyado en que no era apta pedagógica o hubieran tenido alguna queja de mi a nivel laboral se podría entender pero no es el caso" se lamentaba Resurrección.

Nada más casarse, el Obispado de Almería le comunicó que había dejado de ser idónea para el trabajo. Casarse con un divorciado, decían, era incompatible: "No se les pide que sean unos santos ni nada excepcional pero que sean coherentes" decía Ricard Maria Carles, cardenal.

Pero Resurrección denunció: un periplo judicial de 17 años que ha terminado en el Supremo, dejando claro que se han violado sus derechos fundamentales. Como compensación, Resurrección tendrá ahora que recibir el salario de todos los años en los que no se le ha permitido ejercer.