"Me he enterado de que hay una persona que está en su casa y quiero dar las señas para que vayan a sacarla (...) Yo no quiero llamar a la Policía, quiero que llame usted". Es la transcripción de parte de la llamada que uno de los presuntos autores del robo hizo a la Cruz Roja horas después de llevar a cabo un robo en casa de dos ancianos en Santander.

Los presuntos autores del robo dejaron a los dos ancianos amordazados en su propia casa y no dieron la voz de alarma hasta horas después. Fue uno de ellos quien, desde Vitoria, llamó a la Cruz Roja para avisar de los hechos.

La llamada en cuestión no tardó en llegar a la Policía, que la hizo pública en busca de alguien capaz de reconocer la voz de la persona que protagoniza dicha llamada. Hubo suerte: un ertzaina relacionó la voz con la de un delincuente habitual del País Vasco.

Fue detenido en ese momento y con él, cuatro meses después, sus dos presuntos compañeros de robo -uno de ellos hermano de quien hizo la famosa llamada-. La intención de los detenidos era, supuestamente, robar al anciano y a su mujer. Y así lo hicieron: se llevaron el dinero y las joyas de su caja fuerte.

Hasta ahí el robo. Después, los ancianos quedaron allí, amordazados, algo que no pudo resistir el hombre, de 81 años, al que encontraron muerto al llegar a su domicilio. Sólo queda saber por qué uno de los detenidos llamó para dar aviso del robo. ¿Remordimientos de conciencia? ¿Interés? Las hipótesis que se barajan enfrentan a los investigadores de un caso que encuentra su explicación en una llamada de teléfono autoinculpatoria.