George Cheese, un joven de 18 años natural de Reading, en
Reino Unido, trabajaba como aprendiz de mecánico en la marca de coches Audi,
donde sus compañeros le acosaban y agredían hasta el extremo de quemar su ropa
tras rociarlo con líquido inflamable.
El joven Cheese no aguanto las burlas de sus compañeros y
decidió suicidarse tras seis meses de sufrimiento, en los que hasta fue
encerrado en una jaula, según han explicado en el juicio por su muerte.
Los padres del joven han declarado que "estaba en la
luna" cuando le notificaron que había conseguido un puesto en el
concesionario donde trabajó durante seis meses.
Los padres se dieron cuenta de que su hijo estaba siendo
acosado al observar que llegaba a casa cubierto de moratones y señales de
quemaduras en la ropa. Su padre, Keith Cheese, ha declarado que jamás se
perdonará no haberse dado cuenta antes de estas señales que provocaron la
muerte de su hijo.
Según ha informado 'The Telegraph', el joven intentó contar
a su padre el infierno por el que estaba pasando horas antes de que se
suicidara, pero un torneo de golf que estaba viendo en la televisión captaba
toda su atención y no escuchó a su hijo.
"Tengo que dejarlo, no puedo volver allí" fueron
las palabras del joven Cheese durante la noche antes del suicidio. Su
padre le contestó que las cosas
mejorarían, aunque ahora considera "ridículas" sus palabras, según ha
relatado durante el juicio.
Por su parte, Purdy Cheese, la madre del joven, ha declarado
que ella observó un deterioro en la salud mental de su hijo a lo largo de los
seis meses, hasta el punto de necesitar medicación. Además explica que lo
que más daño le hizo a su hijo fueron los abusos verbales que tuvo que aguantar
durante los últimos meses,
El gerente del concesionario, Terry Kindeleit, ha declarado
durante la investigación que las bromas eran "en respuesta al
comportamiento de George, como ser descarado o usar pintalabios". Además
ha señalado que nunca creyó lo que el joven le contaba sobre los abusos porque
sus historias podían ser la invención de un "individuo con
problemas".
Lo que sí que ha reconocido Kindeleit es que fue testigo de cómo
encerraban en una jaula al joven y de cómo le prendieron fuego.