Jana Leo compartió una larga hora de conversación y silencio con su violador en su propio domicilio. Esta madrileña residente en Nueva York volvía de la compra y al entrar en su apartamento se dio cuenta de que no estaba sola: "Mi primera reacción fue pensar que era el vecino de abajo".

Sin embargo, era un maleante que la había seguido hasta allí. "Estuvimos hablando más de una hora y le cuándo le pregunté qué quería de mí y si iba a matarme, y el me dijo que me tumbara", narra la víctima.En ese momento, su agresor la violó.

Después realizó tres llamadas: a su pareja, a la Policía y a su casero. A este último le pidió que le cambiara la cerradura, pero se negó. "Me dijo que si no me gustaba el sitio en el que estaba que me fuera, que por él podría estar muerta", cuenta Jana Leo.

Tan solo unos días después, Jana se había marchado del inmueble y lejos del lugar empezó a recabar información hasta descubrir que muchos inquilinos tienen el mismo problema de desprotección: "Cada vez que se va alguien sube la renta un 20%, con lo cual si asaltas a alguien y se va estás ganando dinero".

Su agresor vivía en la azotea porque el propietario se lo permitía, y desde allí esperaba a su posible víctima. Su agresor fue condenado a 20 años de prisión, mientras que su casero tuvo que pasar tres años en la cárcel por fraude a Hacienda.