LLeva media vida en el barrio de Lavapiés, Teresa no quiere irse de su casa, por ella paga 350 euros meses, pero el contrato está a punto de terminarse y la inmobiliaria que ahora gestiona su piso ya le ha avisado que tendrá que desalojar la vivienda.

"Es una desesperación interna. Sales a la calle y la gente te anima, pero vuelves a casa y lloras porque no sabes qué hacer", explica.

Está al borde del desahucio y no puede evitar pensar en el caso de Alicia, la mujer de 65 años que perdió la vida en el barrio de Chamberí. "No tienes salida. Me pongo en la piel de esa mujer y es verdad, es desesperante", señala.

Una angustia por la que ha pasado esta mañana Patricia. Sólo han pasado cinco meses desde que dejó de pagar el primer recibo hasta que la comitiva judicial la ha echado de su casa. Se ha quedado en la calle sola, con dos niños y un bebé recién nacido a su cargo. "Estando sola no puedo hacer frente a los gastos y es pagar o comer", asegura esta joven.

Es la dinámica de los desahucios por alquiler. Son tan rápidos que a los inquilinos apenas les da tiempo a reaccionar. Las asociaciones insisten en la necesidad de reformar la ley para frenar esta espiral que cada día deja en la calle a mas de 100 personas.