Una parte del restaurante de Giovana en Catarroja, en Valencia, se ha convertido en un comedor social para los más pequeños, aquellos que no están escolarizados y no tienen acceso a una beca comedor. Según la dueña del restaurante 'Ca la Mare', "empezamos hace una semana y teníamos unos diez niños, y hay quienes se lo llevan en 'tupper' porque les da apuro venir".

En san Sebastián están pendientes de si el Gobierno abre o no los comedores, y mientras, los vecinos del barrio de Alza se han organizado para que los pequeños de doce familias no pasen hambre. "Nosotros estamos para ayudar, como ciudadanos, pero es el Gobierno el que tiene que poner toda la carne en el asador", asegura Juan Luis Apaletegi, de la asociación de vecinos de Larratxo.

En Getafe, Rosa se dedica a recoger comida en su platería, para donarla a un comedor social. Isabel García es voluntaria del comedor social de Villaverde, y asegura que " cada vez vienen más niños, porque se cierran los colegios y tienen que venir aquí".