Ha vivido 10 años huyendo de la justicia americana. Se llama Alison Gracey, es irlandesa, tiene 54 años y está acusada, junto a su marido, de homicidio involuntario y falsedad documental. Él sigue huido. Una historia de película sobre la que ahora debe decidir la justicia española.
La búsqueda de Alison terminaba el pasado 4 de abril, cuando era detenida en Bizkaia tras aparecer en un programa de la Fox llamado 'America's Most Wanted' (los más buscados de América). Decían que habían visto a la pareja por última vez en Francia en 2017 y daba una descripción y un retrato robot de cómo podría ser su aspecto actual. "Es rubia, pero puede haberse cambiado el pelo. Nació en Irlanda del Norte, por lo que tiene acento irlandés", explicaba Yodit Tewolde, experta jurista, mientras mostraban la recreación de Gracey en 3D.
Alison Gracey estaba en busca y captura desde 2011. Ella y su marido dirigían una empresa de alquiler de barcos en Florida. Uno de ellos se hundió con una pareja de excursionistas a bordo. Una mujer de 36 años llamada Aimee Rhads moría en el suceso.
Una terrible desgracia que para la Fiscalía no fue casual. Según el escrito de acusación al que ha tenido acceso el diario 20minutos, la embarcación "estaba en condiciones extremadamente malas para salir al mar" y "con frecuencia se llenaba de agua en mares agitados". Además, Gracey y su marido no serían ajenos a estos problemas ya que dos años antes, las autoridades americanas les habían prohibido transportar a más de seis personas en la embarcación, aunque les permitieron seguir con el negocio. Ellos lo hicieron, pese a que sus trabajadores también les alertaron en varias ocasiones de que el barco "se inundaba durante los viajes porque fallaba la bomba de achique y las placas de la cubierta no eran seguras".
Cuando se produjo el suceso, ni Gracey ni su marido estaban en el lugar de los hechos, sino en Bahamas, según varios medios americanos. Entonces la Fiscalía estadounidense les acusó de un delito que, de acuerdo con nuestro código penal, sería el de homicidio involuntario, que conlleva entre uno y cuatro años de cárcel.
Según la Fiscalía, Alison Gracey "omitió las más elementales cautelas exigibles a quienes, por su condición de profesionales, deben tener una especial capacitación y preparación para el desempeño de sus funciones". También se les acusó de falsedad documental ya que la legislación americana prohíbe que un extranjero (ninguno de los dos eran ciudadanos de los Estados Unidos) sea propietario de una embarcación como la que empleaban en su negocio. Siempre bajo el relato de la Fiscalía, "convencieron a un empleado de su negocio para que firmara un certificado de titularidad de la embarcación con el fin de evadir la ley". Ese documento lo habrían registrado con una factura que resultó ser falsa, pues "en todo momento" tuvieron la titularidad de la barca.
Tras todo esto, decidieron huir. Cuatro años después, en 2015, fueron arrestados en Sint Maarten, una isla caribeña que pertenece a los Países Bajos. No obstante, las autoridades les dejaron en libertad bajo fianza a la espera de ser extraditados. Volvieron a escapar.
Ahora, este jueves, Alison Gracey se ha sentado ante la justicia española. A preguntas de su defensa ha insistido en que no se encontraba en Estados Unidos el 18 de diciembre de 2011, día del suceso. Con un expediente de extradición a EEUU abierto, Gracey ha defendido su inocencia y reiterado su negativa a ser llevada ante la justicia de Florida. Ha señalado que ella era "el último eslabón de la cadena", recalcando que el capitán era el máximo responsable de la embarcación cuando salía a navegar.
Por su parte, el fiscal ha vuelto a solicitar ante el tribunal la extradición de la fugitiva, quien también ha asegurado que no sabe nada de su marido desde que se vieron por última vez en Álava. Una vez expuestos los argumentos de las partes, el tribunal tendrá que decidir si Alison G. es devuelta a Estados Unidos.