No se puede aparcar en las calles de Madrid si no se es residente, un día atípico en la capital que no había ocurrido nunca, y que es parte del protocolo del Ayuntamiento para combatir la alta contaminación.

Madrid lleva desde el martes soportando altos niveles de dióxido de nitrógeno, por lo que el Ayuntamiento recomienda utilizar el transporte público y ha reforzado 55 líneas de autobuses. No obstante, hay excepciones como vehículos comerciales, de transporte escolar, para personas con movilidad reducida o los de emisiones cero.

Quienes aparquen en zona azul o verde se enfrentan a multas de al menos 90 euros, aunque los 1.100 agentes del SER tienen la orden de ser sensibles en las zonas próximas a los hospitales, donde en ningún caso se prohibirá el aparcamiento a pacientes y acompañantes.

La novedad de esta nueva fase es que sólo podrán aparcar en el interior de la M-30 quienes tengan tarjeta de residente. Continúa además la prohibición de ir a más de 70 kilómetros por hora y por las vías de acceso a Madrid hasta llegar a la M-40.