La noche de su desaparición, el teléfono de Diana se fue enganchando a diferentes repetidores, iba a pie pero la velocidad de su desplazamiento, en cierto momento, aumentó. Según explica Manu Marlasca, "después de que pasase por su casa en torno a las tres de la madrugada, a la vuelta, la velocidad cambia y es la propia de alguien que viaja en un vehículo".
La Guardia Civil también tiene definido el recorrido que hizo Diana antes de desaparecer: a la 1:20 estaba todavía en las fiestas, escribió a su madre y le dijo que todavía se quedaba un rato más. El siguiente mensaje se produce en el Paseo Arenal, es el momento en el que avisa de que un hombre le está asustando. Su última conexión se registra sobre las 3.00, cuando manda un mensaje de voz a una amiga. Finalmente, el rastro se pierde poco antes de las 4:00 en los alrededores de su casa, cuando el móvil se apaga o se queda sin batería.
"Las tres antenas más cercanas con las que iba conectando en cada momento, iban geolocalizando su posición. El punto medio entre las antenas suele ser la situación aproximada del usuario", argumenta Francisco Canals, periodista especializado en ciberdelitos.
Los cuatro repetidores del pueblo, tres prácticamente juntos y otro ubicado a menos de un kilómetro de su casa, están resultando clave en la investigación, ya que también pueden ofrecer datos sobre algún sospechoso.
Los investigadores lo llaman 'Power Dump'. "La Policía solicita a la compañía operadora un volcado de datos de todos los teléfonos móviles que había, por ejemplo, en un radio de tres kilómetros alrededor del móvil de Diana Quer", añade Canals. Miles de llamadas, mensajes y búsquedas en la red que la guardia civil sigue analizando en busca de alguna pista.
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