El drama de vivir en la calle conlleva múltiples consecuencias, una de ellas es que reduce la esperanza de vida en 20 años.

Dar una casa a las personas sin hogar es vital en muchos casos para que se recuperen de una enfermedad o, en el peor de los casos, para tener una muerte digna y no morir en la calle.

Mila tiene cáncer de mama, y ha logrado mejorar su salud gracias a haber encontrado un hogar. Con 55 años se quedó en paro, le diagnosticaron la enfermedad y, sin recursos, acabó en la calle. Lo más duro, afirma, no era el frío, sino el miedo. Además, durante dos meses durmió arropada con lo único que vestía.

Al límite, un trabajador social la puso en contacto con 'Hogar Sí'. Ahora, lleva cuatro meses en una vivienda para la recuperación de la salud, y asegura que lo es todo para ella.

En su domicilio tiene atención 24 horas. José Manuel Caballol, director general de 'Hogar sí', asegura que existen unos timbres para, en caso de necesidad, "saber dónde hay una emergencia".

También están pensadas para que las personas sin hogar puedan ejercer su derecho a una muerte digna porque, tal y como ha afirmado José Manuel Caballol, "el 13% de las personas que viven en estas viviendas requieren cuidados paliativos".

A Mila, su hogar temporal le ha devuelto lo que más necesitaba, estabilidad: "La alegría yo nací con ella, lo que pasa es que me la querían quitar". Mila, que llegó a cantar en varias salas madrileñas, tiene ahora otros sueños, como juntarse con sus hijos y tener un hogar.

El 7 de diciembre es la gran cita global para concienciar sobre casos como el de Mila, sobre el sinhogarismo. Pueden adquirir sus pases en lanochesinhogar.org.