Un grupo de ciudadanos marroquíes protesta ante la Policía en Melilla: su país ha cerrado la frontera por el coronavirusy no pueden regresar a casa. La situación se vuelve tensa hasta que Rachid, un agente con 19 años de experiencia, interviene y logra convencerles, con infinita paciencia, de que no pueden regresar a casa.
Ocurrió el pasado 15 de marzo y el tenso momento quedó registrado en vídeo. "¡No puede ser! Nosotros hemos venido aquí, hemos gastado dinero para entrar en nuestro país", protestaba una de estas personas, que acababan de llegar a Melilla desde la Península y querían cruzar la frontera de vuelta a Marruecos. "Prefiero morir, dispáreme, máteme y ya está", llega a afirmar.
Entre tantos nervios, interviene el subinspector Rachid: "Yo soy padre, si estoy enfermo, por responsabilidad, no voy a mi casa, no entraría en mi casa", afirma. "Se les intentó explicar por activa y por pasiva, pero no lo entendían", relata, días después del incidente.
"Había gente que no hablaba el idioma y fue muy difícil", añade el agente, que trató de explicar el por qué de las medidas preventivas: "Aquí hay personas, como este señor, que es una persona de riesgo, porque es una persona mayor y esta enfermedad ataca mucho a las personas mayores". "¡Pues que se muera!", le llegó a contestar uno de los presentes.
"Una gran mayoría de las personas que estaban allí no estuvo de acuerdo ese comentario", indica Rachid, que a partir de ese momento se dirigió a ellos en árabe, idioma que aprendió de su padre y en la Escuela Oficial de Idiomas. "Había personas que hacían de interlocutores pero que hablaban por sí mismos, no por el grupo. Era difícil intentar hacer llegar el mensaje", explica.
Entonces, todos pudieron escuchar sus palabras pidiendo comprensión y solidaridad: "Tenemos que ayudarnos. Ahora cada uno mira solo por él, y el otro hace lo mismo... No. Tenemos que ayudarnos". Después, les ofreció la solución que su jefe de grupo le pidió trasladar. "El que quiera irse a la Península porque se han quedado atrapados aquí, que lo diga para que le ayudemos".
Por esta mediación, Rachid ha sido muy felicitado, aunque él le resta importancia. Es el trabajo invisible que, dice, hacen a diario él y sus compañeros.