A estas alturas no cabe duda de que el COVID ha alterado todo lo que conocíamos por normal. Vida, historias, proyectos. Maneras de ser y relacionarse. Pero, por primera vez, los datos estadísticos alumbran qué ha pasado con la llamada 'década perdida' en nuestro país: los jóvenes de 15 a 29 años, una generación que ha vivido cómo dos crisis les han pasado por encima en un periodo trascendental de sus vidas.

El Instituto de la Juventud (Injuve) ha presentado este miércoles el ‘Informe Juventud en España 2020’, una radiografía general de la situación de los jóvenes españoles. Se ha sondeado a una muestra representativa de 6.467 ciudadanos de entre 15 y 29 años, residentes en España, por la situación de la educación, del empleo, de la emancipación, por sus intereses y actitudes con respecto al ocio, la sexualidad, la igualdad de género, el cambio climático y por el efecto que la pandemia ha tenido en sus vidas.

Los datos son demoledores: el COVID ha agravado problemas de los jóvenes que ya se antojaban sistémicos. Como muestra, un botón: España ya era uno de los países de la UE en los que la juventud se emancipaba de manera más tardía. Pero ahora mucho más. Los españoles no se van de casa hasta casi cumplir los 30, con una media de edad de 29,5 años.

Precariedad e inestabilidad

Tras la pandemia, cae 15 puntos el porcentaje de jóvenes que se plantea dejar de vivir con sus padres o tutores. En 2019, un 48% pensaba hacerlo y ahora, en 2020, sólo un 32,8% se lo propone. En general, un 75% de jóvenes no se emancipa por falta de estabilidad o suficiencia de los ingresos.

No sólo eso. El problema de la juventud es el problema del país, en tanto que sus decisiones conformarán la sociedad del mañana. Y uno de los problemas que hoy es acuciante, el de la natalidad, no tiene visos de solucionarse. Según el informe, ha aumentado el número de jóvenes que no quieren tener hijos: ha pasado del 16,8% al 18%. También el de quienes quieren ser padres de un único retoño: del 12,8% al 15,1%.

La inestabilidad y la precariedad son los grandes motivos que se deducen de las respuestas. Así lo dibuja el sondeo llevado a cabo por el Injuve: más de la mitad (52%) de jóvenes empleados tiene contratos temporales. Es un dato que supera en 30 puntos superior a la temporalidad del resto de la población.

Aumentan los ninis tras años de bajada

Pero no es algo con lo que los jóvenes estén conformes. Si no trabajan más, no es porque no quieran, sencillamente es que no les dejan. Casi un 38% desearía tener más horas en su jornada laboral de las que actualmente tiene contempladas.

Al mismo tiempo, casi 4 de cada 10 jóvenes desempleados cree poco o nada probable encontrar trabajo en el próximo año, mientras que un 66% considera que, tras la pandemia, sus oportunidades laborales y económicas serán peores que las de generaciones precedentes. Ya no hablamos sólo de la de sus padres: también de sus abuelos.

La tasa de jóvenes sin empleo, formación, ni capacitación, los llamados ninis, creció de manera sostenida entre 2007 y 2013, hasta alcanzar un máximo de 22,5%. A partir de este momento las cifras descendieron de manera gradual hasta el 14,9% en 2019.

Sin embargo, la cifra de jóvenes que ni estudian ni trabajan ha sufrido un repunte tras la pandemia de la COVID-19 subiendo hasta el 17,3% en 2020; es decir, 2,4 puntos más que el año anterior. Esta subida está relacionada con el aumento de la tasa de desempleo juvenil.

Salud mental y sexo en la pandemia

La repercusión psicológica de la pandemia y, sobre todo, del confinamiento de la primera oleada, ha afectado hasta a un 32% de la juventud. Además, ha impactado más a mujeres que a hombres.

El COVID ha situado y fijado los nuevos hábitos de consumo de información. Las redes sociales e internet (46%) superan por primera vez a la televisión (44%) como canales de información política.

Las actitudes de la juventud española respecto a la sexualidad apuntan a una iniciación sexual cada vez más temprana. Para los jóvenes, la edad media para la primera relación sexual es de 16,2 años: se ha reducido en casi un año respecto a lo declarado en 2016 (17 años).

También alertan del recurso a la pornografía como escuela de sexualidad. Así, el consumo de pornografía está generalizado entre los jóvenes varones (un 85% declara haberlo consumido al menos una vez, frente al 50% de las mujeres), al tiempo que un 32% de hombres jóvenes y un 24% de mujeres dice inspirarse mucho o bastante en el porno en sus relaciones sexuales.

Del mismo modo, un 11% de hombres jóvenes han pagado al menos una vez por mantener relaciones sexuales, siendo además una práctica desproporcionadamente masculinizada (apenas un 1% de las mujeres lo ha hecho). Los factores que hacen más probable que el joven declare haber consumido prostitución, al menos, una vez en su vida, son tener más edad y que se declare como creyente.

Una juventud online

La generación nacida antes del boom y la generalización de internet -de los 90 a los primeros años 2000- es una generación online. Por lo que toca al uso de internet entre la juventud, este análisis constata que aproximadamente el 75% de los jóvenes están, como poco, entre dos y tres horas diarias conectados a la red.

Las actividades que realizan con más asiduidad son conectarse a las redes sociales, escuchar música y ver películas/series o consultar noticias. Por debajo de estas se encuentra el casi 70% de la juventud que usa internet para sus trabajos escolares o el 50% que usa internet para jugar a videojuegos.

En cualquier caso, las mujeres jóvenes emplean más frecuentemente las redes sociales o internet para hacer trabajos académicos, mientras que los hombres recurren más a videojuegos, chats y uso de páginas para buscar relaciones.

Cambio climático e igualdad de género como banderas

El estudio confirma que el interés de la juventud por la política se mantiene cerca del 40%, duplicando las cifras de la década anterior, y siendo el trabajo, la educación, la vivienda y la igualdad, los temas que más interesan a la juventud (8 y 9 puntos sobre 10).

La desigualdad de género es un tema de interés para el colectivo de jóvenes en general (77%), que considera además (83%) que la violencia machista es uno de los problemas sociales más importantes.

Sin embargo, el informe demuestra asimismo que identificarse con la igualdad de género no es equivalente a identificarse como feminista para los hombres jóvenes. Mientras 8 de cada 10 mujeres jóvenes se consideran feministas, sólo un 54% de los varones se identifican con el feminismo, alcanzando un 70% quienes sí lo hacen con la igualdad de género.

Además, existe entre los jóvenes un apoyo mayoritario a las políticas públicas de igualdad y un rechazo generalizado a las actitudes controladoras, si bien continúa el sexismo en el ámbito doméstico y los cuidados.

En todo caso, la igualdad de género es la causa que más ha movilizado a la juventud (38%), seguida por la educación (15,5%) y el cambio climático (14,9%). Así, un 77% de los y las jóvenes estudiantes han participado en algún tipo de acción estudiantil, siendo las más frecuentes la participación en una huelga estudiantil y el voto para órganos de representación, ambas con un 58%.

Por otro lado, 4 de cada 5 jóvenes se interesan por las cuestiones vinculadas con el medio ambiente, siendo este interés particularmente intenso en los y las jóvenes de entre 14 y 19 años. Es más, casi 5 de cada 10 jóvenes siente una preocupación máxima por el medio ambiente (47% frente al 17% de adultos).

Cómo son los jóvenes españoles

El estudio plantea una serie de características que perfilan muy bien al joven medio español, que ha variado con respecto a los años anteriores. Para empezar, ahora son mucho menos los jóvenes en nuestro país. El envejecimiento de la población ya es un hecho. Desde mediados de la década de los noventa hasta 2020 este número se ha reducido en casi tres millones. España es el segundo país con menos población joven, porcentualmente, de toda la Unión Europea.

En la actualidad, España cuenta con 10.094.500 jóvenes de entre 15 y 29 años. Y hay más chicos (5.098.616) que chicas (4.995.884). Y en general no llegan ni a representar un cuarto del total de la población española. Ellos suponen el 10,8% de todos los hombres de nuestro país y ellas, el 10,5%. Por su parte, los mayores de 50 años suponen el doble de personas que la juventud española, lo que se traduce en un escaso peso cuantitativo de estos últimos.

Además, los jóvenes españoles cada vez son más diversos. Mientras que hace 20 años el número de personas nacidas en el extranjero que residía en España era de 1,2 millones, en la actualidad llega a los 6,8 millones. Dicho de otro modo: los nacidos fuera de España suponían un 3% del total de la población del país hace dos décadas y en el año 2019 alcanzaron el 14,7%. También ha crecido el número de jóvenes que nacen de parejas en los que alguno de sus progenitores es foráneo (11%) y de familias con origen extranjero (13%).

Pero si hay un rasgo compartido es que cada vez son más los españoles que crecen sin hermanos. Según los resultados del INE en la Encuesta Continua de Hogares 2019, sobre el total de hogares (18.625.700), en 2019 existen en nuestro país 4.793.700 constituidos por un solo individuo, el 26,7%. En la siguiente posición se sitúan los hogares de dos individuos, que engloba los formados por parejas sin hijos en el hogar (3.937.200), el 21,1%. Los hogares de carácter monoparental son 1.887.500, lo que supone el 10,1% de los hogares.

Las parejas que conviven con un solo hijo son el 15,7% (2.941.300). Los que tienen dos hijos, el 14,8% (2.780.800). Por último, las numerosas (con cinco retoños o más) han tendido en la última década a estabilizarse, en torno al 3%. Desde el año 2000, las familias de un solo hijo son mayoría simple en aquellos hogares donde hay menores.