La noche del sábado 27 al domingo 28 de marzo, los españoles tendremos que adelantar nuestros relojes para entrar en el horario de verano. Así, a las 02:00 serán las 03:00 horas, salvo en las Islas Canarias, que a la 01:00 marcarán las 02:00 horas. Es lo que conocemos como cambio horario y se realiza dos veces al año, en primavera y en otoño.

De esta forma conseguimos una hora más de sol, y una hora menos de sueño esa noche, y ajustamos las horas de luz al horario comercial e industrial. Pero, ¿por qué razón cambiamos la hora? ¿Cuándo se produjo el primer cambio horario?

De Benjamin Franklin a William Willett

El origen de esta tradición que ya sentimos parte imprescindible de las estaciones de primavera y otoño se remonta a 1784, según la revista National Geographic. El ideólogo fue Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, cuando al despertarse a las 6 de la mañana se percató de que el sol ya llevaba luciendo un buen rato.

Por ello, decidió enviar una carta titulada “Un proyecto económico” al diario parisino ‘The Journal’ proponiendo la idea de adelantar la hora, como señala The Franklin Institute. La finalidad de esta idea era ahorrar energía y dinero, reemplazando la electricidad o luz de velas por luz solar.

“Tus lectores se asombrarán tanto como yo cuando se enteren de que se levanta tan temprano; y sobre todo cuando les aseguro, que da luz apenas se levanta. Estoy convencido de esto. Lo vi con mis propios ojos. La ciudad de París puede ahorrar todos los años gracias a la economía de utilizar luz solar en lugar de velas”, expuso el político y científico estadounidense.

Sin embargo, la propuesta de Franklin no prosperó y pasaron casi 200 años hasta que el británico William Willett volvió a poner el tema sobre la mesa, según recoge BBC. Fue en 1907 cuando el constructor publicó Waste of Daylight (Desperdicio de la luz del día), donde proponía transiciones de 20 minutos semanales con el objetivo de ahorrar.

“Si reducimos en 20 minutos la duración de cuatro domingos, pérdida de la que prácticamente nadie sería consciente, tendremos 80 minutos más de luz diurna a partir de las 6 de la tarde todos los días de mayo, junio, julio y agosto. Por tanto, me atrevo a proponer que a las 2 de la mañana de cada uno de los cuatro domingos de abril, la hora estándar se adelante 20 minutos; y cada uno de los cuatro domingos de septiembre, se retrase 20 minutos.”, detalla el artículo de Willett.

Esta idea tampoco llegó a cuajar y fue rechazada en 1906, como todas las propuestas anteriores. No obstante, Willett siguió defendiendo las ventajas económicas de este cambio de hora hasta su muerte, en 1915.

Un año más tarde, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, tendría lugar el primer cambio de hora oficial por la necesidad de ahorro de energía (principalmente de carbón), señala The Washington Post. El primer país en aplicarlo fue Alemania, al que le seguirían otros muchos: Gran Bretaña, Bélgica, Francia, Italia o Países bajos.

En España desde 1940

Por tanto, desde 1916 la práctica del cambio de hora se instauró en algunas regiones. Sin embargo, no se generalizó hasta 1974 con la crisis del petróleo, cuando algunos países decidieron aprovechar la luz solar y gastar menos electricidad.

En España esta medida se instauró mucho antes, concretamente el 17 de marzo de 1940, cuando Franco decidió ajustar el horario de España con el de Alemania. El objetivo era unir lazos con el país germano, y con otros países europeos punteros, y así se recogió en el BOE de ese año.

“Considerando la conveniencia de que el horario nacional marche de acuerdo con los de otros países europeos, y las ventajas de diversos órdenes que el adelanto temporal de la hora trae consigo. Dispongo: el sábado, 16 de marzo, a las veintitrés horas, será adelantada la hora legal en sesenta minutos”, establece el documento.

Desde entonces, los españoles vamos una hora por delante, siguiendo el horario GMT+1, exceptuando las Islas Canarias que siguen el horario GMT. El debate sobre si deberíamos acogernos todos el horario GMT está servido desde hace muchos años, ya que España está situada en línea con el meridiano de Greenwich (que pasa por Zaragoza), lo que corresponde con el horario europeo occidental (el GMT).

Por tanto, para muchos lo ideal es retrasar una hora los relojes y volver al huso horario que nos corresponde según la posición de nuestro país en el globo terráqueo. Eso podría llevar aparejado un cambio en las costumbres tardías que hemos adoptado o en la jornada laboral y que distan con el resto de europeos.

¿Será el último cambio horario?

Desde 1981, adaptar nuestros relojes al horario de verano o de invierno es obligatorio para todos los miembros de la Unión Europea. Así lo recoge la Directiva Europea 200/84 CE, donde también se expone el momento para hacerlo: la última semana de marzo y de octubre. Además de los países europeos, también siguen cambiándose los relojes en otras partes del mundo, como en algunas zonas de América o Asia, como señala TimeandDate.

Sin embargo, esta medida está más cuestionada que nunca. Hace poco más de un año, en marzo de 2019, el Parlamento Europeo votó para poner fin al ajuste horario en 2021 y que cada país decida el horario que quiere mantener. Esta iniciativa surgió tras valorar las peticiones de los europeos en una consulta que la Comisión Europea realizó en 2018 y que reunió el 84% de los votos a favor de dejar el cambio de hora.

En el caso de España, el porcentaje de personas a favor de eliminar el cambio de hora es todavía mayor, del 93% de los encuestados, que se decantaban además por el horario de verano. En declaraciones para EFE, José Canseco, miembro de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios, ha señalado que en España el horario ideal sería el que actualmente tienen las Islas Canarias.