No muestra su cara ni su nombre, pero podría ser el rostro de cualquier mujer: no le ha quedado otra opción que dejar su trabajo para poder estar con su hija de cinco meses: "He intentado conciliar la vida laboral con la personal y no me ha sido posible".

Trabajaba desde hace cuatro años en una cadena de alimentación internacional. Su problema llegó cuando tuvo a su bebé y pidió un cambio de tienda para estar cerca de su marido y su hija, pero le dijeron "por activa y por pasiva que no había ninguna plaza disponible". En estos momentos está en el paro y ha perdido su finiquito: "Han visto la manera de limpiarse las manos y quedarse con mi dinero".

Otro caso que muestra las dificultades de la conciliación es Esther Jiménez. Trabaja en una empresa de material deportivo, tiene dos niños y ha terminado denunciando a la empresa para conseguir un turno de mañana: "Tenía que empezar a pedir favores, dejar a mis hijos en horas que no se puede dejar a un niño a cargo de terceros". Esta madre asegura que "la presión es tanta que mi hija me dijo que por qué se me había olvidado sonreír".

Rafael tiene una niña de nueve años y uno de siete, se quedó viudo hace un año. Es oficial administrativo del ayuntamiento de Madrid y ha pedido un turno de mañana para cuidar a sus hijos: "Un cambio no voluntario obligado por las circunstancias".

Su horario actual es de tres de la tarde a diez de la noche: "No tienen en cuenta las circunstancias personales". Más de 30.000 personas han mostrado su apoyo en 'change.org'. El ayuntamiento dice que el procedimiento establecido es el de antigüedad, aun así aseguran que siguen estudiando su caso.