El calor al volante puede costarnos caro. Por ejemplo, sacar el brazo por la ventanilla se cotiza a 80 euros. A un conductor sin cinturón y sin camiseta, enseñando músculo, podría costarle también 80 euros. Estas costumbres no son en sí una infracción, pero se penalizan si ponen en riesgo la seguridad de conductores, ocupantes y peatones.

Un agente de la Guardia Civil en un control

"Son comportamientos que no están tipificados como una infracción en el reglamento ni en la ley, pero si que es cierto que nos pueden provocar cierto riesgo a la hora de conducir y de no estar permanentemente atento a la conducción", ha señalado el comandante Medel, jefe de Tráfico del subsector de Burgos.

Algo así ocurre, por ejemplo, si circulamos descalzos o con un calzado inapropiado. El Reglamento señala que el conductor debe mantener la libertad de movimientos, y si se nos engancha una sandalia podríamos provocar un accidente. También es importante hidratarse bien, pero no al volante.

Un conductor cometiendo una infracción

Comer o beber puede desviar la atención permanente en la conducción, 200 euros que se reducirían a la mitad si pagamos a tiempo y las sanciones atemporales son las de siempre, utilizar dispositivos electrónicos mientras conducimos o cascos y auriculares, 200 euros y tres puntos del carnet. No es un capricho, a veces una de estas acciones puede ser cuestión de vida o muerte.