Alguien grita, y otro echa a correr. Se produce una avalancha. Hay heridos, miedo y la madrugá acaba por los suelos. Para que no se repita este duro episodio que vivió Sevilla en 2017, en las cofradías habrá un nuevo tipo de hermano: el 'gran hermano'. Este cuenta con un ojo que todo lo ve. Para ser más precisos, son 'cámaras ultra hd' con reconocimiento facial y muy listas.

Tanto que, si uno echa a correr, salta una alarma. O si se cambia de pronto de dirección, marcada por una línea verde, salta otra alarma. ¿Y si hace falta más luz durante los recorridos procesionales? No hay problema. Para ello han montado farolas regulables. Pasan de modo 'íntimo-religioso' a 'brillo antimaleantes' en solo cuatro segundos.

En 2018 es obligatorio, además, llevar GPS en cada paso y cruz de guía. Así la Policía podrá seguir en todo momento los pasos de la cofradía. En caso de avalancha, una baliza enviará mensajes masivos a todos los móviles que haya en la zona. Para desmentir bulos, avisar de peligro... todo tipo de información.

Este 'gran hermano' también tiene voz convencional: la de los altavoces que lanzarán avisos en caso de avalancha, amenaza, o falsa alarma. Finalmente, aumentan las vallas de plástico, un sistema menos sofisticado pero igual de eficaz. No hacen ruido al caer como las metálicas. Tampoco asustan ni crean avalanchas. Porque en una noche de silencio cualquier ruido está de más.