Hace ocho años, después de verse obligada a abandonar su hogar, Celia Álamos llegó hasta el hostal Ávila en Zaragoza y allí se quedó a vivir.

Hace poco más de un mes, Emilio Belanche, un anciano gravemente enfermo y con movilidad reducida, llegó con sus pocas pertenencias a cuestas y fue la propia Celia quien le ayudó a instalarse para tratar de hacerle la vida un poco más fácil.

Celia le echó una mano a la hora de colocar las cosas e incluso le abría la puerta cuando él se lo pedía, según cuenta Heraldo de Aragón.

Una ambulancia se lo llevó desde el hostal hasta urgencias

Poco a poco, la salud de Emilio se fue deteriorando golpeada por la soledad y el paso del tiempo hasta que un día una ambulancia llegó y se lo llevó al hospital.

En ese momento, Celia decidió que no le iba a dejar solo. "Estuve llamando a todos los hospitales para averiguar donde le habían ingresado. Me gaste todo el saldo del móvil, tengo móvil prepago", cuenta para este medio.

A pesar de las dificultades, la mujer no se dio por vencida y finalmente su insistencia tuvo resultados: averiguó que Emilio se encontraba en el Hospital Clínico.

"No quiero que muera solo"

Celia quiere que Emilio no muera solo y hará lo que sea necesario para encontrar a sus familiares: "He intentado que me diera el contacto de algún familiar, pero no puede casi hablar y cada vez me dice algo diferente. Ni siquiera sé la enfermedad que tiene [...] No quiero que muera solo".

Desde el hostal en el que se encuentran ambos aseguran que los profesionales médicos y los servicios sociales están intentando también dar con la familia del anciano, aunque, de momento, no lo han conseguido.