Su rastro se perdió la tarde del pasado 13 de abril cuando fue visto por un testigo caminando en dirección a la Marxuquera, en Gandía. Andreu Carreres Peiró es un ingeniero agrónomo de 28 años desaparecido desde ese día en extrañas circunstancias durante el estado de alarma por coronavirus.

Las únicas pistas que se han encontrado del joven son su cartera, su móvil y otros objetos personales que estaban colocados meticulosamente encima de un banco de madera en una propiedad contigua a un huerto de su familia, en Molló de la Creu.

A pesar de que se ha desplegado un dispositivo ámplio de policías, bomberos, rescatistas, drones y helicópteros, nueve días después de que desapareciera sigue en paradero desconocido y sin pistas, lo que hace crecer la incertidumbre.

Según informa 'Levante-EMV', los padres de Andreu se aferran a la esperanza de la no existencia de incidios que apunten a un posible crimen y sus amigos aseguran estar desconcertados por esta extraña desparición.

Los agentes de la Policía Nacional de Gandía no descartan ninguna hipótesis, incluida la opción de que pudo marcharse voluntariamente. Según el citado diario, el joven es una persona muy vinculada a la naturaleza y no extraña que estuviera paseando por la montaña, aunque no creen que estuviera realizando algún deporte de riesgo como escalada ya que no tenía afición.

Andreu Carreres mide 1,73 metros de altura, tiene la piel morena, su pelo es oscuro y cuando desapareció llevaba una cazadora naranja, una prenda que llamó la atención del testigo que lo vio por última vez.