Muchos aprovechan ya para comprar las cenas y comidas navideñas. Si en su menú está pensando poner marisco o pescado, sepa que se pueden congelar. Hay trucos para que los comamos casi como si fueran frescos.

Si ha comprado bogavante, ha de saber que debe estar vivo. "Al ser un producto que es todo músculo, lo que habría que hacer es envolverlo bien en film y congelarlo, tal cual como está, vivo", explica Ángel Otamendi, propietario de la cetárea Inmare.

Misma norma hay que tener en cuenta para el centollo o la nécora, los cuales habrá que cocer antes de meterlos en el congelador. Primero se bañan en agua dulce y después se meten en agua hirviendo. Una vez lista la cocción, se envuelven en papel film y al congelador.

"La nécora es un producto realmente delicado, tiene una carne muy suave y un casco muy fino. Y la congelación se puede hacer con un precocinado", continúa Otamendi.

Por otro lado, con las cigalas es cuestión de gustos congelarlas crudas o cocinadas. Expertos como Marcos Castro, de Congelados Esther, recomienda primero cocerlas: "Lo cueces antes y después se tapa con un trapito para que no se queme". De esta forma, se evita que se le pongan negras las cabezas en el proceso de descongelación.

Pero si opta por camarones, la recomendación es congelarlos siempre en crudo. También se pueden congelar las almejas, berberechos o las vieiras. Estas últimas "al descongelar quedan perfectas", añade Castro.

Y un último consejo (este vale para cualquier tipo de marisco) es que, después de hervirlos, se deben meter en un recipiente con agua helada. Así se corta la cocción y queda en el punto perfecto para disfrutarlo.