Ha tenido que ser a la séptima cuando Pepi se ha quedado en la calle. Atrás quedan seis victorias gracias a la presión vecinal.
Viuda, con 65 años y dos hijas, llegó hace 20 años a Argumosa, 11. Pagaba una renta antigua de 355 euros, pero asegura que le subieron el alquiler un 300%. Hasta ahora, había resistido todos los envites.
Nunca la han dejado sola. Dormían incluso frente a su casa en tiendas de campaña. "Ha habido empujones sin venir a cuento, ha habido amenazas e intentos de sacar la porra", señala uno de los protestantes.
Argumosa 11 se ha convertido en el símbolo de la resistencia antidesahucios en Lavapiés. Rosi, hermana de Pepi, también lleva viviendo dos décadas en el barrio. "Me he quedado en la calle, no tengo a donde ir", afirma.
Ha resistido cuatro intentos de desahucio. Uno de ellos paralizado porque su marido estaba ingresado en el hospital. "No querían coger el dinero porque decían que iban a subir los alquileres y hablaban ya de 1.700 euros", cuenta su marido. En enero lograron parar uno y el último fue hace sólo seis días, que lograron evitar gracias a un enorme apoyo vecinal.
Mayra y Juani pararon el 18 de enero el último intento de desahucio. Los vecinos insisten en que detrás de este desalojo está un fondo buitre que ha comprado el edificio para convertir las viviendas en pisos turísticos. Pero los propietarios del bloque ya lo negaron en su día. "Dicen que les quieren subir la renta a 1.700 y que es un fondo buitre, es mentira", afirma uno de ellos.
Otro gasto más
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