La activista Alicia Murillo ha decidido grabar a los hombres que la halaguen por la calle. "Si tú no conoces a esa persona por la calle le sueltas lo que le tengas que soltar y no estás pensando en ella, estás pensando en tí mismo", declara Alicia. "Esa es la gran diferecia que yo veo entre un piropo que se dice para halagar, y uno que se dice para marcar territorio", destaca la activista.
Alicia lleva años grabando la reacción de los hombres que la acosan por la calle cuando les recrima lo que le están haciendo. "Yo quería que se sintieran vulnerables igual que yo me había sentido vulnerable dos minutos antes", señala.
Situaciones normalizadas que para muchos colectivos son situaciones de violencia machista. "Es una violencia que a día de hoy no está reconocida, sigue estando muy invisibilizada en la sociedad y yo creo es muy alarmante", señala María Jesús Girona, presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes.
Alarmante, dicen, porque convierte a las mujeres en meros objetos cuya valía depende sólo de su aspecto físico. "Me siento violentada, no me siento a gusto y no puedo ir tranquila por la calle. Hasta me planteo qué tipo de ropa ponerme y qué tipo de medias, que sean más oscuras para no enseñar tanta pierna", reconoce Ángeles Collado, también de la Federación de Mujeres Jóvenes.
Alicia responde desde el humor: "Transformar la violencia en risa, en sonrisa al menos". En Méjico, por ejemplo, un colectivo feminista responde con pistolas de juguete a sus acosadores. "Corremos hacia esa persona, tomamos las pistolas de confeti y les cantamos", declara una de sus miembros. Mujeres, que no quieren sentirse sólo valientes, quieren sentirse libres.
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