Con una bienvenida atronadora se jaleaba el vuelo inaugural del A400M. El aparato de transporte militar es la joya de la corona de la industria aeronáutica europea, y los Gobiernos implicados en su producción no se han cansado de promocionarlo.

Pero el último accidente pone el proyecto en la encrucijada. En este momento, Airbus trabaja para satisfacer el pedido de 174 aparatos. Los sobrecostes han hecho subir la inversión de los nueve países implicados desde los 20.000 a los 30.000 millones. Sólo en España, 2.000 personas trabajan ensamblando el A400M, pero ahora todo se tambalea.

Las piezas del A400M se producen fuera, pero el puzzle se ensambla en España. Alemania se quejó de que el último aparato recibido acumulaba 800 fallos, y la planta sevillana se defiende.

Otra de las controversias que rodean al aparato es su coste: de los 100 millones presupuestados se pasó a 160 por avión. Algo que, unido a las dudas sobre la seguridad, ponen en entredicho el futuro del A400M.