En 1992, la igualdad entre hombres y mujeres era una utopía. "Las mujeres siempre han estado en casa, han sabido cuidar a los hijos y pienso que son las más idóneas para ello", se escuchaba decir en algunos platós de televisión.

En la publicidad, ellas fregaban y limpiaban; mientras, ellos iban rompiendo corazones. También los medios teníamos mucho que aprender por aquellas fechas. En el 92, los asesinatos machistas eran todavía 'crímenes pasionales'.

Todos tenemos motivos para avergonzarnos de aquella España machista, donde había chistes de mal gusto que recibían multitudinarias risas tanto de hombres como de mujeres. "Acabo de matar a mi mujer y no sé si he hecho bien o hecho mal"; así comenzaba un monólogo el famoso cómico Miguel Gila.

En un ambiente así, muy pocas víctimas se atrevían a hablar. En 1992 hubo 7.500 denuncias por violencia machista, 17 veces menos que en 2016. El año pasado, cerca de 30.000 mujeres denunciaron malos tratos. Las que se atrevían a hacerlo, tenían que soportar el desprecio.

"Una de las primeras cosas que hacen las mujeres es armar un follón grande, incluso golpearse, e ir luego a la casa de socorro a denunciarlo. Con eso van a la comisaría y ya tienen malos tratos", afirmaba un contertulio durante un programa de televisión de principios de los 90.

La realidad es que sólo seis de cada 100.000 denuncias se demuestran falsas. Por eso, aquel año algunas mujeres empezaron a levantar la voz. "Yo he ido con mi hijo a la policía con marcas de sangre y lo único que me dijeron es que me fuera a mi casa, que eso se arreglaba en la cama", denunciaba una mujer en aquella época. 25 años después, algo hemos mejorado, pero hoy el machismo sigue matando.