Rodrigo Rato practica la meditación budista para abstraerse de sus conflictos con Hacienda. El exvicepresidente, como cuenta Interviú, quería hallar la paz interior y se retiró durante cuatro días a un Centro Internacional de Estudios Budistas de Pedreguer, Alicante.

Jornadas espirituales de silencio en las que se hizo con un pañuelo azul y un cojín, indispensable para los ejercicios espirituales. "Es retirarse físicamente de todas las distracciones y retirarse verbalmente, es decir, no hablar de otros temas", explica Rinchen Gyaltsen, Lama-Maestro del centro budista.

Junto con 130 personas más, Rato, siempre intentando pasar desapercibido, escuchó las lecciones de un antiguo colaborador del Dalai Lama. El profesor Wallace, del que el expresidente de Bankia, acusado de once delitos de corrupción, oyó enseñanzas como estas: "Si ves a alguien que roba y callas no es delito, pero si te unes a ellos eres un delincuente".

Rato pagó unos 400 euros de matrícula por seis días, sin incluir el menú vegetariano y la estancia, pero se fue dos jornadas antes de que acabara al ver que la gente le reconocía.

Esta meditación no es nueva para Rato, aficionado desde hace tiempo al yoga, que incluso recomendaba cuando era ministro. Con los problemas judiciales acechando, Rato también ha buscado la paz en el voluntariado formándose en una ONG hace unos meses.