Según señala Morenés, el conflicto con Gibraltar se circunscribe al "cumplimiento de las leyes, tanto fiscales como medioambientales y de seguridad ciudadana", no tiene nada que ver con la soberanía ni se ve afectado por unas "maniobras militares" que "se anunciaron el 4 de junio" y se llevan a cabo desde hace tres años. "Ni el Gobierno británico ni el español tienen interés en que haya malas relaciones", recalca.
Por eso, insiste en que es un "anacronismo" pretender llevar este contencioso a rango de conflicto militar. "Es que aquí estamos hablando de otras cosas", insiste, tras recordar que el conflicto diplomático surgió después de que los gibraltareños decidieran lanzar al mar 70 bloques de hormigón.
Ante esta actuación por parte de las autoridades del Peñón, que "incumplió" la ley, recuerda, el Gobierno recalcó su obligación de "exigir el cumplimiento tanto en la legislación de medio ambiente, como fiscal y aduanera", para evitar que Gibraltar sea "un nido" de ilegalidades. "Ese es el tema y nada más", recalca.
Al margen de esto, afirma Morenés, está la "visita rutinaria" que lo buques británicos harán este mes al Peñón, en el marco de un despliegue "planeado desde hace mucho tiempo" que también le llevará a otros puertos del Mediterráneo, el Adiátrico, el Mar Rojo, el Océano Indico y la región del Golfo.
"Una cosa va por un lado y la otra cosa va por el otro", insiste el ministro, antes de recordar que Reino Unido notificó sus maniobras el pasado 4 de junio, para las que ha solicitado la autorización que permita a su portaaviones HMS 'Illustrious' atracar en Rota, permiso que se le ha concedido. "Al revés sería escalarlo nosotros", remacha Morenés.
"Ahora, si no cumplen con las leyes, nosotros vamos a aplicar el Estado de Derecho, con los métodos que se tengan, que no tienen que ser precisamente el enfrentamiento entre dos Armadas, que suena como al siglo XVIII", insiste.