Fue en 2009, y en este caso, el objeto del espionaje era Luis Portillo, dueño de Inmobiliaria Colonial; el fin: intentar recuperar una deuda que mantenía con el banco. En los audios se escucha cómo se gestó ese encargo durante una reunión entre Villarejo y un miembro del bufete 'Simmons & Simmons' que trabajaba para el BBVA. Tal y como se puede apreciar, el excomisario se muestra inicialmente reticente a espiar a Portillo.

"Es un testaferro de la Junta de Andalucía. Se nos va a complicar porque hay que tratar de llegar a un acuerdo político para que no le duela la cabeza a más de uno", explica Villarejo a su interlocutor. El excomisario continúa diciendo que no quieren "líos", y añade: "A nosotros no nos gusta investigar políticos porque tienen un peculiar sentido del humor". Villarejo concluye reconociendo que no van a renunciar a ningún encargo, señalando, eso sí, que todo tiene un precio: "Es una cuestión de compensación de riesgo por costes, ¿no?".

Dicha compensación ascendería a un total de 3,2 millones de euros, que es lo que presupuestó Villarejo al BBVA por ese trabajo. Gracias a estas grabaciones también se ha podido saber que cuando el banco propuso le propuso investigar a Portillo, el excomisario sabía bien de quién le estaban hablando.

Insiste Villarejo en que el empresario es una persona cercana a la Junta de Andalucía y al expresidente Chaves. "No nos gusta trabajar los temas políticos porque no nos gusta salir en los medios de comunicación", apunta el excomisario, que tira del hilo y habla de las habilidades de Portillo para "ocultar bienes". Asegura que el alcalde de Dos hermanas es "su protector" y que el empresario ha acabado inmerso en los vaivenes políticos del PSOE andaluz.

Así lo afirma textualmente Villarejo: "Portillo también es un tipo muy especializado en el tema de ocultar porque él ha vivido de eso. El alcalde de Dos Hermanas, el protector es el que le presenta en el clan. El problema de Portillo comienza cuando hay una pelea entre los dos clanes de Andalucía, entre Chaves y el actual presidente de la Junta, y a partir de ahí empiezan las tensiones".

Esa deuda que tiene Portillo con el banco ascendería a unos setenta millones de euros. Sin embaro, el banco se muestra confiado en que conseguirán llegar a una "solución amistosa" con el empresario. "Yo creo que al final con Portillo probablemente se buscará una solución amistosa", dice el interlocutor de Villarejo, y añade: "No vemos que haya ningún problema una vez se le detecte algo para sentarse y hablar con él y encontrar algún tipo de solución". Sin embargo la propuesta de Villarejo hablaba de labores de "hostigamiento" al empresario y su entorno.