López Aguilar, que encabezó la candidatura del PSOE en los comicios europeos de 2009, no tiene todavía garantizado un puesto en las listas, en un momento en el que se apuntan otros nombres, como el de la vicesecretaria general del partido, Elena Valenciano, que ya fue eurodiputada entre 1999 y 2008.
En una entrevista, López Aguilar defiende su trabajo "intenso" y su "dedicación frontal" en estos cinco años, asegura que no ha estado "ni un solo segundo de perfil" en los grandes asuntos de la legislatura y se niega a aceptar la idea de que el Parlamento europeo sea una especie de retiro o "cementerio de elefantes" de la política nacional.
"Quiero estar en el Parlamento europeo (...) Y desde luego me ofrezco al PSOE para hacerlo, desde luego que sí", proclama desde la creencia de que ahora más que nunca se necesitan en Bruselas "europeístas radicales" que cambien el rumbo de una UE que atraviesa las "horas más bajas" de su historia.
Una Europa, dice, inmersa en una crisis financiera, económica, social, política, democrática, de proyecto, moral... "Esto tiene que ser corregido en 2014. Si no lo hacemos en 2014, en 2019 ya sería demasiado tarde" y la UE sería "irrecuperable", advierte el ex ministro, que próximamente publicará el libro "La socialdemocracia y el futuro de Europa".
Y ese es un combate que López Aguilar quiere librar. "Y desde luego me ofrezco al PSOE para hacerlo", añade, y se postula como europeísta "de cuerpo entero", dispuesto a batallar para impedir una Europa disfuncional, que se odie a sí misma y cuyo parlamento se convierta en "una olla de grillos" de partidos xenófobos y antieuropeos y extrema derecha "rabiosa".
Por eso, lanza un claro aviso: "Es un suicidio que no nos podemos permitir bajo ningún concepto y ésta es una batalla política de las que merecen ser libradas. Y yo estoy en esa batalla, sin duda".
A su juicio, el auge de partidos xenófobos es consecuencia del "desastroso, abyecto y antisocial" manejo de la crisis impuesto en Europa "desde el minuto 1", con un diagnóstico "mentiroso", que pretende hacer creer que el origen es el derroche fiscal y el despilfarro de gobiernos manirrotos, y no "la desvergüenza, la desregulación y la voracidad de las finanzas irresponsables".
Se ha impuesto, dice, "una estrategia disparatada", que ha hecho un daño social "incuantificable a estas alturas", ha extremado las desigualdades, empobrecido a las clases medias y "triturado" a las clases trabajadoras, a las que ha debilitado "deliberadamente" con un acompañamiento ideológico que intenta que éstas se sientan culpables de sus padecimientos y de sus problemas con la "mentira" de que han vivido por encima de sus posibilidades.
Gracias a la combinación de "la economía del miedo y de la política del odio", según diagnostica, se han multiplicado en Europa los partidos populistas, que son "la última reimpresión de la extrema derecha de siempre" y que consiste en no ofrecer ninguna solución a los problemas, sino "un chivo expiatorio".
Para López Aguilar, esa "cabeza de turco" son las minorías y los diferentes: los gitanos, los musulmanes, los inmigrantes pero también los europeos del sur, con quienes están "rabiando" las nuevas extremas derechas del norte.
Incide por eso en la necesidad de restablecer el vector socialdemócrata en la UE, convencido de que Europa tiene que cambiar y para eso es necesaria una respuesta política que sólo los socialistas pueden ofrecer.
Si persiste la identificación de la UE con la hegemonía liberal y conservadora que dice que el modelo es insostenible y que sólo cabe la resignación y la profundización de las desigualdades, ve que "Europa estará perdida irremisiblemente".
"Nadie que se sienta vapuleado por la crisis tiene nada que ganar con un parlamento que se autorreduzca a la inanidad a base de la multiplicación de escaños antieuropeos", recalca, antes de hacer un llamamiento para cambiar las cosas votando.