"Me llamo Diego, y soy el mayor de seis hermanos. Nuestra madre es enfermera en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, y cada día vivimos la angustia y ansiedad que siente en su trabajo".

Es el inicio de la carta que Diego Aldavero, de 15 años, escribió para proponer que los sanitarios españoles recibiesen el premio Princesa de Asturias.

La usó para encabezar una recogida de firmas, motivado por la situación que él mismo vivía en su casa. "Mi madre llegaba a casa nerviosa por el tema coronavirus", ha contado el pequeño a laSexta.

Ayer, esa petición tuvo resultado, con al concesión del premio de la concordia a nuestros sanitarios. Él, particularmente, quiere dedicárselo a su madre, "que es una gran luchadora".

Su madre lo agradece igual que todos los profesionales que han sentido en apoyo y el cariño de la sociedad desde que comenzó la pandemia. Pero quieren que este reconocimiento se traduzca en algo más.

Demandan condiciones de trabajo "dignas"

Los trabajadores y trabajadoras del sector insisten en que este reconocimiento "tiene que venir acompañado de un trabajo que se pueda ejercer con dignidad". Y que, una vez se acaben los aplausos y la pandemia, "no debemos olvidar que en Sanidad no hay que recortar".

Ya a finales de 2012, una Marea Blanca de sanitarios salieron a la calle para denunciar la precariedad con la que trabajaban. Una situación que, avisaban, podría afectar a toda la población por que la sanidad es de todos y ese es el que quieren que sea su premio.

"Estoy dispuesto a renunciar a mi parte del premio a cambio de que no vuelva a haber recortes", manifiesta Guillén del Barrio, enfermero.

Porque muchos de los premiados ni siquiera formarán parte de la sanidad pública cuando acabe el año. Sus contratos son temporales para cubrir la pandemia y no los renovarán aunque hacen falta .

Piden por ello a las administraciones que el verdadero reconocimiento sea defender y cuidar la sanidad pública y a sus profesionales.