Algunos de los dos millones y medio de españoles que residen en el extranjero definen el voto rogado como "una odisea", "algo complicado" o "una yincana". Como Ignacio Amigo, que vive en Manaos, Brasil. Quiere votar el 28 a pero no es tarea fácil. "Es complicado, y lo es más cuando vives fuera de esos ejes de ciudades grandes", afirma.

Tendría que recorrer casi 4.000 kilómetros hasta Sao Paulo para rogar su voto. Nacho asegura que es "bastante más sencillo presentarte a hacer un examen en la UNED en cualquier sitio que votar".

Poco plazo y mucho papeleo. En primer lugar, deben estar registrados en una oficina consular del país en el que residen. "La notificación de voto salió a principios de marzo y acaba el 30 de marzo. Te dan menos de un mes para gestionar todo", critica el español residente en Noruega, Pedro Gutiérrez.

Y después, a través de un formulario, hay que pedir el ruego de voto por vía telemática, por correo postal o por fax. Cristina Márquez, española residente en Chile, cuenta que encontró un fax que "posiblemente debe ser el último que quede en Santiago de Chile".

Entonces solo queda esperar a recibir las papeletas electorales. "Las personas que viven en África no han podido votar jamás porque nunca les llega la documentación", denuncia Berta Burguete, portavoz de 'Marea Granate'. Cristina Márquez, por su parte, cuenta que una vez le "llegaron las papeletas después de las elecciones".

Ahora, además, como cae después de Semana Santa, Berta Burguete dice que tienen "miedo de que los envíos no lleguen". Entonces, deberán enviar su voto por correo certificado o bien presentarse en una oficina consultar para depositar el voto en una urna habilitada.

"Si no me llega la documentación antes del 24 de abril, no podré votar", lamenta Sandra Montón, española residente en España.

El Gobierno ya ha anunciado su intención de retirar este sistema. "Unidos Podemos y nosotros presentamos una modificación del voto rogado que, finalmente, no llegó a buen puerto, pero el compromiso lo tenemos", afirmó Sánchez en una entrevista en Bélgica.

Cristina Albitres, desde Sydney, pide que se les tenga en cuenta. "Cada vez somos más la gente que estamos fuera y cada vez somos más los que tenemos diferentes puntos de vista", afirma la joven. Porque dice, además, que esto genera incertidumbre: "Te quedas con la eterna duda de si tu voto va a servir para algo o no". Por ello, piden delegar el voto y que se faciliten los trámites.