Las direcciones del PSOE y el PSC prevén iniciar las conversaciones para revisar su marco de relaciones a partir de la semana que viene, si bien están manteniendo contactos "casi todos los días" desde que ambos partidos manifestaran sus diferencias con respecto al derecho a decidir en Cataluña.
Durante la votación en el Congreso de dos mociones de CiU e ICV sobre la consulta soberanista ha supuesto la ruptura de disciplina de voto, que le ha costado al PSC la multa máxima, de 600 euros.
Alzar el brazo y hacer indicaciones con los dedos es la técnica más habitual de los partidos para que sus diputados sigan a pies juntillas la disciplina de voto, porque, si se la saltan, las sanciones pueden llegar hasta los 600 euros.
En el PP, la diputada Celia Villalobos se rebeló contra su partido hace ocho años y votó a favor del matrimonio homosexual. Por ello, recibió 300 euros de multa.
Los socialistas tienen el caso más reciente el pasado martes, cuando 14 diputados del PSC votaron a favor de la consulta soberanista catalana, contra las directrices del PSOE.
Donde no hay disciplina de voto es en IU y, por ello, el pacto de Gobierno de IU con el PP en Extremadura no recibió sanción alguna, porque, además, su decisión se consultó previamente a toda la militancia.
En teoría, el escaño es del diputado, pero como las listas son cerradas, es la dirección del partido la que tiene la última palabra.
La excepción está en EEUU y Reino Unido, donde son los diputados los que responden ante sus electores. Hace tres semanas, David Cameron vio cómo gran parte de su partido votó en contra del matrimonio homosexual.
En Alemania, los diputados también pueden votar en conciencia, porque ellos, además, juegan con ventaja. Son los únicos a los que la Constitución respalda, prohibiendo sanciones por saltarse la disciplina de partido.