Entre mantas y rodeados de basura, una cueva en las rocas es lo más parecido a una casa para varios niños que cuentan que se han marchado del centro de menores de Melilla. "Nos vamos si no nos dan los papeles", afirman.

Saben que cuando cumplan 18 años no conseguirán la residencia legal y por eso su meta es el puerto. Según explican, quieren "cruzar a la península".

Más de una vez han intentado colarse en uno de los barcos que a diario llegan a la península, pero siempre los han descubierto.

Hace tres años que llegaron a Melilla, lo hicieron entrando por la frontera. En este sentido, la ciudad autónoma ha detectado un repunte en la entrada de menores. Sólo en lo que va de año la Guardia Civil ha interceptado a 350 intentado entrar.

En el centro de menores hay 190 alojados y calculan que, como ellos, viviendo en la calle, hay otros 25. Duermen como pueden, incluso dentro de contenedores de papel. Hace unos días uno estuvo a punto de ser aplastado por la prensa hidraúlica. Comen de lo que consiguen en la calle, pidiendo.

Han perdido el contacto con su familia en Marruecos, donde no quieren volver. Asociaciones como Prodein reclaman a bienestar social que se hagan responsables de estos niños y la consejería asegura que ya están trabajando para solucionar el problema de la inmigración infantil.