Se cumplen 20 años del peor atentado terrorista de la historia de España. Hace dos décadas 12 bombas explotaban en diversos trenes cercanías de Madrid dejando más de 300 muertos y 1.000 heridos. Entre los que fueron indispensables aquel jueves 11 de marzo de 2004 fueron los servicios de emergencias. Policías, bomberos, sanitarios reaccionaron en segundos a la barbarie que se acababa de perpetrar en la capital.

Su trabajo, aún a día de hoy, sigue siendo todo un ejemplo del que aprender. Gemma Rodríguez, coordinadora del Summa 112, ha recordado cómo fue aquel día ante las cámaras de laSexta: "Era un silencio raro pero de respeto, la gente respetaba como trabajábamos, estaban los obreros, los jardineros ayudando... la gente era para nosotros, y eso me sigue emocionando mucho".

"Esa unidad, esa fraternidad es casi lo que mas recuerdo", ha indicado Alfonso Chamarro, enfermero del Summa 112. 20 años después, los equipos de emergencias de Madrid lo recuerdan como si fuese hoy mismo: "Éramos todos uno, daba igual el servicio de emergencia que era, éramos uno contra lo mismo", ha explicado Rodríguez.

Los que terminaban su jornada no quisieron irse a casa; los que aún no la habían empezado, adelantaron sus turnos; y los que no trabajan ese día, como Gemma, se prestaron voluntarios nada más conocer la noticia: "Yo era un día que había salido andar, y pasé por delante y a la altura de la vía afectada lo vi y vi a un conocido. Le pregunté y me dijo que creía que había habido una explosión. Y me fui a por mi coche, me puse el uniforme y me fui".

Desbordados, se enfrentaron a una toma de decisiones muy alejada de su rutina: "Es que nunca habíamos vivido algo así, en ese momento mi cabeza dijo 'esto es una bomba', necesité unos segundos para visualizarlo", ha lamentado Gemma Rodríguez.

Los más de 300 sanitarios que actuaron sobre el terreno, salieron adelante en un infierno que abarcaba 7 kilómetros gracias también a la población civil, que llegó a desalojar las urgencias para que se pudiera atender a la gente que realmente lo necesitaba. Fueron sus manos y la actitud de todos lo que salvó las vidas de los 1.857 supervivientes de aquel de terror donde hoy aún el recuerdo es la unión.