Toallitas, plásticos, aguas fecales... son solo algunos de los residuos que, desde hace años, inundan el Río Jarama, tal y como han denunciado esta semana varias asociaciones ecologistas.

Los daños ambientales y los riesgos sanitarios son visibles en un tramo de más de veinte kilómetros, han denunciado la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA), la Asociación Ecologista del Jarama "El Soto", Ecologistas en Acción, Grupo de Acción para el Medio Ambiente (GRAMA) y Jarama Vivo. El origen está en los nuevos desarrollos urbanísticos del norte de la ciudad de Madrid, que se vierten al arroyo de Valdebebas y que este desemboca en el río Jarama.

Se trata de materiales sólidos y aguas sin tratar que las depuradoras derivan en episodios de fuertes lluvias. Esto es un peligro para salud ya que este agua riega numerosas huertas de particulares.

Toallitas a cinco metros

Algo parecido sucede desde Alcobendas y San Sebastián de los Reyes a través del arroyo de La Vega. Ambos cauces desaguan en el Jarama a la altura de Paracuellos del Jarama. Los cauces de estos arroyos son un depósito de grandes cantidades de toallitas que cuelgan de los árboles a alturas de hasta 5 metros, detallan los colectivos 'verdes'.

Los tramos afectados del Jarama forman parte de la Red Natura 2000 y del Parque Regional del Sureste, aguas que se emplean además para el riego agrícola en numerosas parcelas del valle del Jarama.

"A pesar de que se vulneran varias normativas de protección y de conservación, ninguna administración interviene frente a estos hechos a pesar de las denuncias que venimos presentando desde hace años. La Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, encargada de la conservación de los espacios protegidos ni siquiera responde a las denuncias", señalan las organizaciones.

Desde la Comunidad de Madrid aseguran a laSexta que solo en este año se han retirado de sus depuradoras más de 27.000 toneladas de residuos tóxicos. En nueve meses. En todo 2019, se recogieron 30.000 toneladas.

A juicio de los ecologistas, la solución consiste en construir los necesarios tanques de tormentas que retengan estos vertidos. Para ello, además de las denuncias a las administraciones competentes, no descartan la intervención ante la Fiscalía por posibles delitos contra el medio ambiente o la inhibición frente a un grave problema sanitario.