La cifra límite es la de los 2ºC, pero todos los científicos insisten en que la temperatura del planeta no debería subir más de un grado y medio.

"Hay que intentar no pasarse mucho del uno y medio por prudencia", ha apuntado Fernando Valladares, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales CSIC.

Pues medio grado marca la diferencia. Por ejemplo, se estima que los arrecifes de coral disminuirán entre un 70-90% cuando se alcance el grado y medio, pero si el termómetro sube hasta dos, estos desaparecerían totalmente.

En el caso del nivel del mar, ese medio grado supone una ascenso de 10 centímetros. Además, la periodicidad con la que se deshelaría el Ártico en verano sería hasta 10 veces mayor.

En la agricultura, un 40% de la producción se vería afectada si la temperatura sube dos grados, y se dejaría de pescar más de un millón y medio de toneladas.

"La diferencia de medio grado es muy considerable, y mucho más de lo que, en principio, nuestro sano juicio nos podría indicar", ha explicado Pablo Acebes, del Departamento de Ecología-Centro de Cambio Global de la UAM.

El 18% de los insectos se perderían con un ascenso de dos grados, frente al 6% que desaparecerían con medio grado menos.

"Si este cambio va siendo gradual hay cierta capacidad de adaptación de las especies y de los ecosistemas. El problema son las oscilaciones bruscas", ha señalado José Templado, científico del CSIC-Departamento de Biodiversidad Marina.

Limitar el calentamiento a 1,5ºC podría reducir en 420 millones el número de personas expuestas a olas de calor severas. Los expertos advierten: es necesaria una transformación sin precedentes para lograrlo.