Todo parece indicar que la primera fumata del cónclave podría verse hacia las 20.00 horas y será previsiblemente negra, ya que es "difícil" que se llegue a un acuerdo en las primeras horas, según ha explicado el jefe de la Sala de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi.

No obstante, ha precisado que esta fumata aparecería sólo en caso de que los cardenales decidieran votar, pero que esta primera votación, en la que participarán los 115 cardenales electores (menores de 80 años), no es obligatoria, por lo que podrían decidir posponerla. Si es así, se conocerá por la noche, cuando los cardenales a estén cenando en la Casa de Santa Marta. 

Antes, a las 10.00 horas de este martes, se celebrará la Santa Misa 'Pro eligendo Romano Pontífice' en la Basílica de San Pedro, presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Angelo Sodano, y será concelebrada por todos los cardenales, incluidos los no electores. La homilía será en italiano y podrán asistir los fieles que lo deseen.

Además, el portavoz vaticano ha precisado que el prefecto de la Casa Pontificia, Georg Gänswein, estará presente este martes en la procesión de los purpurados, a las 16.30 horas, desde la Capilla Paulina para entrar en el Cónclave. Dentro de la sede, se comprobará que no sean instalados medios de grabación o transmisión.      

Para que el nuevo Papa se alegido es necesario que la votación sea por mayoría cualificada de dos tercios del cuerpo cardenalicio, es decir, se necesitarán 77 votos para ser elegido.

La Capilla Sixtina cerró sus puertas al público el pasado martes para iniciar los preparativos del Cónclave. Desde entonces, los operarios se han encargado de colocar las dos estufas, una para quemar las papeletas de los escrutinios y otra para hacer el humo negro o blanco, y de elevar el piso para hacer un único nivel que llega al primer escalón del altar y donde se colocarán las mesas y sillas.

Una vez que los purpurados lleguen a la Capilla Sixtina, el cardenal decano, Angelo Sodano, leerá la fórmula de juramento, y a continuación, cada cardenal elector pronunciará su nombre y, poniendo la mano sobre los Evangelios, dirá: "Prometo, me obligo y juro".

Según la fórmula del juramento, recogida en la 'Universi Dominicis Gregis', los cardenales prometen "observar con la máxima fidelidad" el secreto sobre todo lo relacionado con la elección del nuevo Papa, tanto durante como después de la elección; juran no favorecer ninguna interferencia, y cada uno se compromete, en caso de ser elegido, a desempeñar fielmente el 'munus Petrinum' de Pastor de la Iglesia Universal.