Procedentes de las cuatro esquinas del mundo, los deportistas corren de manera informal desde esta mañana las aceras exteriores y los caminos internos del gran parque, en recorridos que cada grupo ha establecido para lograr la distancia de 42,195 kilómetros.
Entre los muchos españoles y latinoamericanos destaca un grupo de Sevilla, encabezado por Rafael Vega y José María Gallego, dentro de un proyecto solidario para recoger dinero en favor de niños afectados por cáncer.
Vega señaló hoy a Efe que no se trata de falta de respeto por las víctimas de "Sandy", pero que consideran que la prueba podría haberse disputado en Central Park "sin absorber recursos" necesarios para los damnificados en otras zonas de la ciudad.
"Hemos venido a correr y correremos", "no hacemos daño a nadie, y en muchos casos recaudamos dinero para obras benéficas", señalaron de forma unánime otros corredores.
Un acompañante español, José Luis, consideró que la ciudad de Nueva York ha hecho una buena operación: "Dijeron que mantenían la carrera, hemos venido los turistas, y luego la cancelan".
Otro caso es el de Gustavo González, un venezolano que vive en Madrid desde hace años, corrió el sábado 40 kilómetros por Central Park, ya que se reserva para hacer la carrera completa el año próximo.
"No quería hacer un maratón en Nueva York, quería hacer el Maratón de Nueva York" afirma a Efe, y recuerda que "el ambiente ayer era increíble, muchísima gente corriendo y que decían: We are doing it anyway! (lo hacemos de todas formas)"
El estadounidense Jordan Metzel encabezó un grupo que inició la carrera desde su punto previsto, en Staten Island, el barrio más afectado por el huracán, dentro de un proyecto para recaudar dinero en favor de los afectados.
El objetivo es demostrar que los corredores no son "egoístas, como se ha dicho", explicó Metzel al canal local de televisión NY1, al que recalcó que los atletas recaudan continuamente dinero a favor de causas sociales en numerosas pruebas populares.
Tras el azote del huracán, el pasado lunes 29, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, había mantenido la celebración del maratón popular, pero finalmente lo canceló el viernes ante la creciente oposición de las zonas más afectadas, que no consideraban apropiado que la prueba pasara junto a lugares con tanta destrucción y sufrimiento.
Algunos habitantes y afectados, como en Staten Island y Queens, temían que la celebración de la prueba desviaría recursos necesarios para la recuperación de los vecindarios más dañados. Staten Island es el barrio más afectado de la ciudad, ya que 22 de los 40 muertos de la ciudad se produjeron en esta isla.