Las calles de Mariúpol están devastadas tras varios días de ofensiva rusa. Los vecinos se agolpan a las puertas de los supermercados, que ya no tienen existencias. Muchos se llevan lo que pueden hasta los refugios donde aguardan sus familias. Allí no tienen ni agua, ni luz, y hacen falta medicamentos. "No tenemos suministros de alimentos; las tiendas están vacías", lamenta una mujer.

En el décimo día de invasión, la emergencia humanitaria en las ciudades del sureste ante los bombardeos incesantes y el asedio ruso se acentúa. Además, en los próximos días, las temperaturas caerán hasta los 12 grados bajo cero. Su caótica situación tendrá que continuar, ya que las evacuaciones anunciadas este sábado se han suspendido, poniendo en peligro a cientos de miles de civiles.

Rusia había dado tan solo cinco horas para abrir corredores humanitarios, evacuar a 215.000 personas y permitir la entrada de alimentos y medicinas. Sin embargo, según ha denunciado Ucrania, Rusia ha incumplido el alto el fuego desde el primer momento.

"Los corredores humanitarios y el alto al fuego no existen porque las fuerzas rusas han violado los acuerdos", ha declarado el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, respondiendo así a las palabras de Serguéi Lavrov, jefe de la diplomacia rusa, quien asegura que "los poderes de Mariúpol se niegan a que los civiles salgan por los corredores humanitarios rusos".

Moscú acusa así a Ucrania de haber impedido las evacuaciones y anuncia ahora la reanudación de la ofensiva en esa zona. Rusia tiene asediada Mariúpol, una ciudad con la que, de tomarla, se harían con el control de la costa del mar de Azov, y junto con Volnovaja unirían el sur con la región del Donbás, que ya controlan.

Mientras, en Irpín, muy cerca de Kiev, siguen huyendo de las bombas rusas. Familias enteras, cargadas con maletas, han cruzado un puente derruido ayudados por las fuerzas ucranianas. En el vídeo principal que acompaña a esta noticia, la imagen del miedo y la destrucción a las afueras de la capital, donde, casi simbólicamente, un hombre ha creado una trinchera en su casa poniendo libros en la ventana.