Al menos cuatro personas han perdido la vida y otras 42 resultaron heridas este domingo, según los datos provisionales de las autoridades, a raíz de una explosión ocurrida durante una misa católica en Marawi, en el sur de Filipinas. La explosión, de la que se desconoce su autoría, sucedió alrededor de las 7.00 hora local (GMT +8) en un gimnasio de la Universidad de Mindanao donde se celebraba un acto religioso al que atendieron decenas de personas. Muchos de los asistentes eran estudiantes universitarios, ha apuntado el policía investigador Aliasgar Binaning al señalar que las autoridades han iniciado un operativo para determinar quién está detrás del ataque, recoge el portal de noticias Rappler.

Por su parte, Mamintal Adiong, gobernador de Lanao del Sur, cuya capital es Marawi, ha calificado el incidente como un ataque terrorista con bomba. "En mi provincia defendemos los derechos humanos básicos, y eso incluye el derecho a la religión. Los ataques terroristas a instituciones educativas también deben ser condenados porque son lugares que promueven la cultura de paz y moldean a nuestros jóvenes para que sean los futuros formadores de este país", ha asegurado Adiong en un comunicado colgado en Facebook antes de visitar un hospital donde tratan a los heridos.

La Universidad de Mindanao está "profundamente entristecida y consternada por el acto de violencia ocurrido durante una reunión religiosa", ha señalado en un comunicado en Facebook. "Condenamos inequívocamente y en los términos más enérgicos posibles este acto horrible y sin sentido", ha subrayado la entidad educativa al anunciar la suspensión de clases hasta nuevo aviso. "Estamos trabajando estrechamente con las unidades del gobierno local y las autoridades policiales para investigar este incidente y llevar a los perpetradores ante la justicia", ha señalado la universidad.

Décadas de conflictos entre el Gobierno y grupos extremistas

En 2017, Marawi fue el escenario de un sangriento enfrentamiento a raíz de que grupos yihadistas afines al Estado Islámico (EI) tomaran el 23 de mayo parcialmente la ciudad, donde entraron con banderas y estándares del EI. Durante cinco meses, el Ejército filipino combatió calle por calle con los extremistas hasta lograr liberar la urbe, en una batalla donde murieron más de 1200 personas -978 yihadistas, 168 soldados y 87 civiles-.

Con cerca de un 20% de población musulmana, la sureña isla de Mindanao ha sido escenario desde hace décadas de conflictos entre el Gobierno y diversos grupos extremistas, entre ellos la organización yihadista Abu Sayaf y el Grupo Maute, ambas adscritas al EI. La explosión en Marawi ocurrió dos días después de que 11 presuntos miembros del grupo terrorista Dawlah Islamiyah y su líder murieran en operaciones militares en una zona montañosa de la provincia de Maguindanao del Sur, en el suroeste de Mindanao.