Al contrario de lo que hicieron la reina Isabel II, la princesa Margarita, Ana del Reino Unido o la condesa de Wessex, Markle no se comprometerá a acatar las órdenes de su marido, tomando ejemplo de otros matrimonios reales.
Así, la duquesa de Cambridge no prometió obedecer al príncipe Guillermo en los votos que pronunció en la abadía de Westminster el 29 de abril de 2011, como tampoco lo hizo Diana de Gales al heredero al trono británico, el príncipe Carlos, en 1981.
"Yo, Meghan, te tomo a ti, Enrique, como mi marido, para tenerte y sostenerte, a partir de hoy en adelante; en lo bueno y en lo malo; en la riqueza y en la pobreza; en la salud y en la enfermedad, para amarte y cuidarte, hasta que la muerte nos separe, de acuerdo con la ley sagrada de Dios. En la presencia de Dios hago estos votos", serán las palabras de la exactriz, similares a las del príncipe.
Será el arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia de Inglaterra, Justin Welby, quien de paso a este momento, durante el que los contrayentes permanecerán cogidos de la mano. De acuerdo con la Iglesia de Inglaterra, los votos matrimoniales están acordados por ley y no puedan ser reescritos de ninguna manera por razones legales.