Más de 5,5 millones niños, el doble que en marzo de 2013, están afectados por la guerra en Siria, ha informado el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) al cumplirse este mes tres años del comienzo del conflicto en ese país.
El 20% de las escuelas en Siria se encuentran inhabilitadas
La violencia armada ha obligado a dejar la escuela a 2,8 millones de niños, una situación que, de perpetuarse, tendrá un grave impacto en el futuro del país y en sus posibilidades de reconstrucción, dijo la representante adjunta de Unicef en Siria, Hamida Lasseko.
En un informe, el organismo especializado en la protección de la infancia calcula que más del 20% de las escuelas en Siria han quedado inhabilitadas para la enseñanza y que al menos una proporción similar de profesores ha abandonado el sistema escolar.
Sin embargo, la cifra podría ser mucho mayor si no fuera porque Unicef ha conseguido, a través de sus programas, "que 1,4 millones de niños vuelvan a recibir alguna forma de enseñanza" desde que empezó el conflicto, lo que incluye la que ofrece dentro de los campamentos de refugiados.
En total, 1,2 millones de niños refugiados viven en campamentos en el Líbano, Jordania, Turquía e Irak, principalmente. Escuelas en toda Siria han sido blanco de ataques y quedado destruidas o son utilizadas como refugios para la población desplazada.
En otros casos, los centros educativos son utilizados como bases militares tanto por las fuerzas gubernamentales, como por los grupos rebeldes, ha señalado el jefe de Comunicaciones para Oriente Medio de Unicef, Simon Ingram.
Los niveles de violencia y devastación que experimenta la población en Siria son tan elevados que el organismo calcula que, de los niños afectados, dos millones necesitan tratamiento o seguimiento psicológico. Decenas de miles de niños tienen que realizar todo tipo de trabajos y mendigar, mientras que muchas niñas son empujadas a matrimonios forzados, todo ello "como medios para ayudar a sus familias", ha comentado Ingram.
A esas situaciones evidentes se suman "las heridas escondidas" causadas por la violencia, que está provocando cambios en el comportamiento de los niños, les impide dormir y "de manera general comportarse como normalmente lo hacen los niños", agregó.