Hussein es otra de las primeras víctimas de la nueva medida antimigratoria de Trump: "Somos personas, no somos un gobierno. No hemos hecho nada". Se derrumba cuando explica que no iba a poder ver a su hermano atrapado en California porque el gobierno amenazaba con deportarle: "Soy un ciudadano americano desde hace 15 o 20 años y mi hermano no hizo nunca nada mal ni yo tampoco".

La suya es sólo una de las 375 historias que ha provocado la orden en solo un día. Historias como la de Mozhan que cuenta lo duro que es no saber nada durante cinco horas de su padre de 80 años sólo por haber nacido en Teheran: "No sabemos nada de él, si le han deportado o no. Así que seguimos esperando".

Cientos de personas se solidarizaban con ellos en los aeropuertos y es que esta medida xenófoba de Trump ha revolucionado hasta Silicon Valley. Fundadores y altos cargos de importantes empresas como Facebook, Microsoft o Google, con más de 200 empleados afectados, ya lo han condenado y han ofrecido todo tipo de apoyo a sus trabajadores.

Rebelión también en la industria del cine a dos semanas de los Oscar. El cineasta Farhadi es uno de los vetados por su país de nacimiento y aunque Trump dice que no es cuestión de religión, ya se ha puesto en marcha una campaña con miles de firmas para que convertirse solidariamente al islam.