La esposa del primer ministro de Israel, Sara Netanyahu, se ha declarado culpable de negligencia al malversar indirectamente fondos públicos, a cambio de una reducción de la gravedad del delito y una multa combinada de 15.000 euros.

Según los cargos presentados inicialmente, la mujer de Benjamin Netanyahu obtuvo de manera fraudulenta cerca de 85.000 euros de las arcas del Estado que empleó para un servicio de 'catering'; una práctica prohibida por la ley israelí en el caso de la esposa del primer ministro porque contaba con un cocinero en su domicilio.

Finalmente, la sentencia ha obviado el cargo más importante, el de delito de fraude, y se ha limitado a responsabilizar a Netanyahu de explotar una negligencia cometida por otro funcionario en beneficio propio.

Tras el acuerdo, Netanyahu se ahorra tener que comparecer ante un tribunal al exceder el periodo de arbitraje de seis meses estipulado desde el inicio de las diligencias en junio de 2018.

El fiscal del caso, Erez Padan, se ha limitado a explicar que "en cada acuerdo de este tipo se hacen concesiones, difíciles en ocasiones, pero siempre teniendo en cuenta las particularidades de del caso".

Si bien la Fiscalía se ha dado por satisfecha, el abogado de la esposa del primer ministro ha descrito la sentencia como "un castigo severo y doloroso, intolerable e inhumano". Su cliente, asegura, ha sido objeto de una "campaña masiva, maliciosa y difamatoria". "Se han olvidado de que es esposa y madre, pero tenemos suerte de que esta mujer esté hecha de un acero especial", ha declarado en comentarios recogidos por el diario 'Yedioth Aharonoth'.

El primer ministro israelí cierra así un frente menor en su propia batalla contra los tribunales dado que sobre él pesan todavía tres investigaciones por corrupción. De hecho, la Fiscalía israelí podría presentar cargos por fraude y soborno a principios de octubre, dos semanas después de las nuevas elecciones generales convocadas a la fuerza por el mandatario por su incapacidad para formar gobierno en los comicios de abril.